Tecnología

La utilidad de los descubrimientos científicos

La historia nos muestra que los descubrimientos científicos son la base de toda tecnología.

Se debe apoyar la ciencia básica, es decir, la Matemática, la Química, la Biología y la Física, aunque pareciera que no obtenemos nada práctico de ella. (Foto Prensa Libre:  Garik Barseghyan en Pixabay)

Se debe apoyar la ciencia básica, es decir, la Matemática, la Química, la Biología y la Física, aunque pareciera que no obtenemos nada práctico de ella. (Foto Prensa Libre: Garik Barseghyan en Pixabay)

A todos nos gusta disfrutar de la tecnología. Ya sea una televisión de pantalla plana, un teléfono, un automóvil, incluso medicinas y tratamientos más efectivos. Lo que pocos saben es que toda la tecnología que disfrutamos hoy, está edificada sobre múltiples descubrimientos científicos que en su momento no tenían una aplicación evidente.

 

Veamos algunos casos emblemáticos. En 1888 se descubren las ondas electromagnéticas, que son la base de las telecomunicaciones. En 1932 se descubre la antimateria, sin la cual es imposible la tomografía por emisión de positrones (PET,  en inglés). En 1966 se descubre la fibra óptica, misma que se utiliza en la transmisión rápida de datos. En 1905 se descubre el efecto fotoeléctrico, sin el cual las cámaras fotográficas digitales serían imposibles. La lista continúa interminablemente. Cada descubrimiento científico es el inicio de una serie de aplicaciones que encuentran lugar en la tecnología que consumimos todos los días.

Hay varias lecciones qué aprender de esta historia. La más importante es que si queremos desarrollar tecnología, primero debemos desarrollar la ciencia. Sin la ciencia únicamente podremos copiar la tecnología, pero si queremos adaptarla a nuestro medio, mejorarla e innovar; solo se puede hacer si conocemos la ciencia que sustenta su funcionamiento.

Otra lección a aprender es para los tomadores de decisiones. Se debe apoyar la ciencia básica, es decir, la matemática, la química, la biología y la física aunque pareciera que no obtenemos nada práctico de ella. Me explico: los descubrimientos científicos puros nunca pasan de ser una curiosidad o una novedad en su momento. Por ejemplo, en 2012 cuando se descubrió la partícula llamada Bosón de Higgs, hubo quienes se preguntaron: ¿y eso para qué sirve? También se preguntaron: ¿para qué gastar tanto dinero en algo que no sirve para nada? La respuesta a estas preguntas está en la historia de la ciencia. Lo mismo podríamos haber preguntado en 1932 cuando se descubrió la partícula de antimateria llamada positrón. La ventaja de contemplar ese momento en la historia con casi 90 años de diferencia es que podemos contestar: de no haber descubierto el positrón la ciencia del diagnóstico médico no podría hacer imágenes por emisión de positrones (PET), con las cuales el médico puede estudiar diversos aspectos del metabolismo del paciente.

En Guatemala el apoyo a la ciencia básica es miserable, en consecuencia nuestra producción tecnológica es paupérrima. La lección a llevar casa es que la historia ha comprobado en repetidas ocasiones que invertir en ciencia es una apuesta segura por el futuro.

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