También se obtienen ventajas económicas cuando las personas mayores están físicamente activas. Los gastos médicos se reducen considerablemente cuando las personas mayores se mantienen activas, explica el Boletín sobre el envejecimiento, perfiles y tendencias
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A pesar de todo, una gran proporción de personas mayores lleva una vida sedentaria en la mayoría de los países. Poblaciones con ingresos bajos, minorías étnicas y personas mayores con discapacidades son las que tienen una mayor probabilidad de estar inactivas.
Las políticas y los programas deben animar a las personas mayores sedentarias a estar físicamente más activas y proporcionarles oportunidades para ello. Es especialmente importante ofrecerles áreas de paseo seguras, así como apoyarles en actividades comunitarias que sean culturalmente apropiadas y que estén organizadas y dirigidas por las propias personas mayores.
El consejo profesional de “pasar de no hacer nada a hacer algo” y los programas de rehabilitación física que ayudan a las personas mayores a recuperarse de los problemas de movilidad son, a la vez, eficaces y rentables. Hay que evitar los trabajos físicos agotadores y tareas que pueden acelerar las discapacidades y causar lesiones.
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Los esfuerzos por promover la salud en estas áreas deben dirigirse a aliviar las tareas repetitivas y agotadoras así como a realizar ajustes en los movimientos físicos peligrosos en el trabajo, a fin de reducir las lesiones y el dolor.
La nutrición incorrecta de las personas mayores incluye tanto la desnutrición como el consumo excesivo de calorías. La nutrición incorrecta puede ser causada por el acceso limitado a los alimentos, la pérdida de los dientes, las penurias socioeconómicas, las situaciones de emergencia, la falta de conocimientos e información sobre nutrición, elegir mal los alimentos (por ejemplo, comer comidas ricas en grasas), las enfermedades y el uso de medicamentos, el aislamiento social y las discapacidades cognitivas o físicas que inhiban la propia capacidad para comprar alimentos y prepararlos, y una falta de actividad física.
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El consumo excesivo de calorías aumenta considerablemente el riesgo de las personas mayores a sufrir enfermedades crónicas y discapacidades. La obesidad ejercer también un efecto negativo sobre la salud de las personas mayores, sobre todo si sufren asma u otros problemas respiratorios.
Una dieta rica en grasas están estrechamente relacionadas con diabetes, cardiopatía, hipertensión, artritis y algunos tipos de cáncer.
Una cantidad insuficiente de calcio y vitamina D provoca la pérdida de la densidad ósea en la vejez y un aumento de las fracturas de hueso dolorosas, costosas y debilitantes, sobre todo en las mujeres mayores.
Adultos jóvenes y mayores que fuman tienen más probabilidades que los no fumadores de sufrir discapacidades graves y fallecer prematuramente por enfermedades relacionadas con el tabaco. El tabaquismo puede reducir el efecto de los medicamentos necesarios. La exposición pasiva al humo del tabaco puede ejercer también un efecto negativo sobre la salud de las personas mayores, sobre todo si sufren asma u otros problemas respiratorios.
La actividad física moderada y periódica reduce el riesgo de muerte cardíaca entre un 20 y un 25 por ciento en las personas con enfermedades coronarias crónicas. Puede reducir considerablemente la gravedad de las discapacidades relacionadas con la cardiopatía
y otras enfermedades crónicas, según el Grupo de Trabajo de los Servicios Preventivos de los EE.UU., 1996.
Al avanzar la edad, ciertos nutrientes dejan de ser bien absorbidos y las necesidades energéticas disminuyen debido al declive de la tasa metabólica basal. Por tanto, es especialmente importante que las personas mayores coman una diversidad de alimentos ricos en nutrientes que
sean culturalmente aceptables y estén disponibles en su región a precios asequibles.