“Valentía sin arrogancia: esa es una buena combinación a descubrir en la vida”, reflexiona la intérprete en una entrevista por la presentación del calendario Campari de 2014, que ella ilustra.
Thurman se muestra accesible al hablar sobre su carrera. “¿Emociones fuertes?. A nadie le gustan, es que algunos simplemente no podemos evitarlas. Creo que cada uno tenemos la emoción que merecemos en la vida”, indica.
“El cine y las historias son mejores cuando hay algo que te agarra, te hace sentir y pensar… No demasiado, pero un poco”, añade.
Con dos hijos de 14 y 11 años de su finalizado matrimonio con el actor Ethan Hawke, Thurman acaba de salir de una nueva excedencia por maternidad -su tercera hija tiene poco más de un año- y vuelve a incorporarse poco a poco al trabajo.
Su papel en Nymphomaniac, la última provocación de Lars von Trier, es pequeño pero intenso, el de una madre abandonada por su marido para irse con una joven ninfómana, según describe la actriz, que no tuvo dudas al aceptar la propuesta del director danés.
“Creo que es un genio, un autor. Escribe, dirige, es atrevido y probablemente un poco loco, y yo siento simpatía por la gente así”, reconoce.
Sobre el otro genio loco que ha marcado su carrera, Quentin Tarantino, dice que su relación es difícil de explicar.
“He estado muy cerca de él durante más de 20 años. El año que viene van a cumplirse precisamente 20 años del estreno de Pulp Fiction, somos familia”, resume.
Le lleva tiempo hablar -el propio Tarantino lo anunció en su día- de un posible Kill Bill 3 y, aunque el proyecto no parece figurar entre las actuales prioridades de su director, Thurman no descarta nada.
“No sé lo que está haciendo ahora, pero con él nunca sabes; alguien con una creatividad tan poderosa, nunca sabes qué historias le están pidiendo salir”, explica.
Eso sí, ella estaría encantada. “Me encantaría volver a trabajar con él de cualquier manera”, dice Thurman.