Chimaltenango

Acatenango se suma a la lucha contra el plástico

La lucha contra el plástico gana terreno en Guatemala, y muestra de eso es que en Acatenango, Chimaltenango, en donde a partir de este martes su uso y distribución está prohibido.

La Municipalidad de Acatenango, Chimaltenango, regula el uso de bolsas plásticas en busca de preservar el medioambiente. (Foto Prensa Libre: Víctor Chamalé)

La Municipalidad de Acatenango, Chimaltenango, regula el uso de bolsas plásticas en busca de preservar el medioambiente. (Foto Prensa Libre: Víctor Chamalé)

El uso, venta y distribución de bolsas plásticas, duropor, pajillas y derivados están prohibidos en ese municipio de Chimaltenango, según el acta 48-2016, publicada este martes en el Diario de Centro América.

De acuerdo con la publicación, la medida obedece a las demandas de la población, que exige un ambiente sano para vivir. Añade que el daño ambiental que causa ese tipo de productos impacta en la calidad de vida de los vecinos, pues la contaminación afecta las fuentes de agua.

El acalde, Isaías Marroquín, señaló que impulsan ese proyecto porque en la población no hay cultura ambiental y muchos de los vecinos tiran la basura en la calle.

Agregó que esperan contar con el apoyo de la población para que la restricción tenga éxito, pues  el beneficio en para el pueblo en general, ya que debido al exceso de plástico en las calles, las fuentes de agua están contaminadas.

“No es fácil. Los  cambios cuestan y no sé hasta donde será posible, porque la población tiene la cultura de uso de ese tipo de producto y para que los vecinos ya no utilicen platos desechables, compramos algunos utensilios reusables, que están a disposición de la población que  quiera utilizarlos en fiestas o velorios”, dijo el jefe edil.

Explicó que el tema de manejo de basura es complicado, pues  en el pueblo hay varios basureros ilegales, pese a que la comuna tiene un servicio gratuito de recolección de desechos.

La  comuna acuerda

  • Prohibir el uso, venta y distribución  de bolsas plásticas, duropor, pajillas y derivados en el municipio de Acatenango, Chimaltenango, a fin de minimizar los graves perjuicios que el exceso de este tipo de productos provoca en el ambiente.
  • Toda persona individual y jurídica que haga uso de estos productos de uso único, inútiles y no reusables, pajillas, duropor y sus derivados será sancionado con una multa de Q300.
  • A las empresas que comercialicen y distribuyan bolsa plásticas, duropor, pajillas y derivados dentro del municipio de Acatenango, Chimaltenango, se le sancionará con una multa de Q5 mil.
  • La reincidencia en el incumplimiento de la norma se sancionará con el doble del valor de la multa establecida.
  • Queda facultado el Juzgado de Asuntos Municipales  emitir las sanciones y multas que se refiere el presente acurdo municipal.
  • Los Consejos Comunitarios de Desarrollo, como representantes de la sociedad civil de Acatenango, Chimaltenango, serán los encargados de la aplicación y cumplimiento de la norma en sus respectivas zonas, aldeas o caseríos.
  • A partir de su fecha de publicación, la Municipalidad de Acatenango, Chimaltenango, dará un período de gracia de 60 días calendario, para que las personas individuales y jurídicas inicien a aplicar la norma y se deshagan de las bolsas, duropor, pajillas y derivados remanente, para lo cual la Municipalidad pondrá un centro de acopio para su recolección y posterior retiro del municipio.
  • En ese mismo tiempo, la Municipalidad, el Consejo Municipal de Desarrollo y los Consejos Comunitarios de Desarrollo reconocidos en el municipio se sumarán a la campaña de concientización y capacitación para el uso de bolsas, pajillas y derivados dentro del municipio.
  • El presente acuerdo por ser de observancia general entrará en vigencia ocho días después de su publicación en el diario oficial. 

Hojas de plátano

En el mercado dominical de San Pedro La Laguna, Sololá, los clientes que abarrotan esa comunidad indígena del occidente del país ya no portan bolsas de plástico. Allí, la vanguardia está en la tradición: los productos se entregan en hojas de árbol de plátano.

Las bolsas de plástico parecen inofensivas y se usan todos los días. Son de colores, transparentes o con grandes logotipos de publicidad. Pero a pesar de sus múltiples formas y variedades tardan en degradarse un promedio de 150 y 200 años, por lo que constituyen una amenaza para la salud del planeta.

Consciente de esta situación, el alcalde de San Pedro La Laguna, Mauricio Méndez, ha declarado la guerra a ese refinado del petróleo prohibiendo la distribución de las bolsas de plástico, productos de duropor y pajillas, un hecho que equipara a ese pequeño enclave, ubicado a las orillas del Lago Atlitlán, a los países más avanzados de Europa, que recientemente también han adoptado medidas frente a la creciente amenaza de los plásticos.

En San Pedro La Laguna, la población, en su mayoría de la etnia tz’utujil, vive del comercio y del turismo, pero la contaminación de las aguas del Lago ha sido una de las mayores preocupaciones durante años, por lo que esta medida, la tercera en el país, ha sido vista con buenos ojos.

Fernando, un carnicero tz’utujil que trabaja en el mercado, piensa que deshacerse del plástico es la mejor opción: “Las hojas de plátano sirven igual que las bolsas y no contaminan nuestro lago. Los clientes ya las piden. Así todos vamos a ser más felices”.

También María, una tímida vendedora que comercia con mariscos, ha adoptado la disposición con gusto y aunque reconoce que “algunos todavía están usando bolsas”, expresa su deseo de que dejen de hacerlo y se cambien a las hojas de plátano: “Son mejores para el ambiente”.

Las multas para quienes no acaten la disposición ambiental van desde los Q300 hasta los Q15 mil, aunque esas cantidades se pueden duplicar con la reincidencia.

Sin embargo, la Municipalidad ha insistido en que la intención no es aumentar la recaudación, sino “minimizar los graves perjuicios que el exceso de este tipo de productos están generando en el ambiente y en el Lago de Atitlán”, porque el plástico, dice el acuerdo —que prohíbe su uso—, “tiene un tiempo de degradación de entre cien y mil años”.

Con este esfuerzo, los hábitos de los residentes han empezado a cambiar. “Traigo mi propio contenedor, no necesito esto que ensucia el pueblo”, explicó una compradora local luego de rechazar una bolsa de plástico para su compra de dos libras de pollo.

El acuerdo municipal 111-2016, que fue publicado en el Diario de Centro América el 7 de octubre último y que entró en vigencia ocho días después, resalta que el objetivo es minimizar los graves perjuicios que el exceso de los referidos productos causa en el ambiente y el Lago de Atitlán.

Explica que toda persona individual o jurídica que haga uso de esos productos de único uso inútiles y no reusables será sancionada con una multa. Además, advierte que las empresas que comercialicen y distribuyan bolsas plásticas, duropor y pajillas también serán sancionadas.

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