Internacional

Estalla  violencia en Hamburgo en primer día del G20

Las conversaciones políticas en la cumbre del G20 en Hamburgo se vieron ensombrecidas este viernes frente a la violencia producida durante las manifestaciones llevadas a cabo en esa ciudad del norte de Alemania, mientras se desarrollaba la primera jornada del encuentro internacional.  

La cumbre del G20 es na cita internacional que el anfitrión alemán y la ciudad que la acoge deseaban que fuera impecable.

La promesa de los manifestantes de convertir Hamburgo en un infierno se tornó realidad al comenzar este viernes la cumbre del Grupo de los Veinte principales países industrializados y emergentes (G20).
 
La ciudad se vio sacudida por los disturbios más violentos en muchos años. De acuerdo al balance informado esta noche, ya hay 197 policías heridos, aunque ninguno de ellos de gravedad. Respecto a los manifestantes heridos, todavía no hay precisiones. Un portavoz de bomberos explicó que varios manifestantes habían recibido asistencia propia, por lo que no se podía detallar el número de lesionados.
 
El portavoz de la Policía Timo Zill indicó que se produjeron ya unas 100 detenciones en el marco de las protestas. Respecto a la cantidad de coches quemados, la Policía evitó dar precisiones. Los bomberos mencionaron que hubo algunas decenas de autos incendiados.

“Las manifestaciones violentas ponen en peligro vidas humanas”, Ángela Merkel, canciller alemana.


Los disturbios, que comenzaron el jueves tras la fuerte represión policial de la protesta bautizada “Bienvenidos al infierno” -y la más temida por el caudal de violentos-, se prolongaron a lo largo del día mientras los líderes celebraban sus primeras sesiones en el recinto ferial, ubicado en pleno centro.
 
Centenares de activistas antisistema desafiaron la prohibición que regía desde la mañana del viernes de manifestarse en un radio de 38 kilómetros y bloquearon calles y vías de trenes, lo que causó retrasos en el transporte público.
 
La víctima más prominente de los retrasos fue la primera dama de Estados Unidos, Melania Trump, que se quedó sin poder participar en el paseo en barco previsto para los “consortes” de líderes del G20, después de que manifestantes bloquearan su salida de la residencia oficial en Hamburgo.
 
El programa de acompañantes tuvo que ser modificado por motivos de seguridad. Las autoridades suspendieron la visita programada al Centro Alemán de Investigación Climática y llevaron a las primeras damas y “primeros caballeros” al hotel Atlantic, donde escucharon una ponencia de expertos.
 
Melania Trump se solidarizó con los heridos mientras esperaba poder salir de su elegante alojamiento. “Acompaño en el sentimiento a los que fueron heridos en las protestas de Hamburgo. Espero que todos estén a salvo”, escribió en la red social Twitter.


En sentido parecido se pronunció el presidente del país, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier, quien como Merkel agradeció la labor desarrollada por los agentes.

La canciller Ángela Merkel reiteró su “comprensión”  hacia las marchas de signo pacífico que se desarrollan estos días en Hamburgo.
Desde su Gobierno se ha insistido en que la crítica al G20 es “bienvenida”  siempre que sea pacífica, en un claro mensaje de normalidad democrática en un país donde se garantiza la libertad de expresión, frente a la situación de otros miembros del grupo.

A falta de lo que ocurra hasta el final de la cumbre, mañana sábado, el balance deja dudas acerca de la oportunidad de elegir el centro de una ciudad como Hamburgo, con 1.7 millones de habitantes y barrios conflictivos o con tradición de combativos, como St Pauli, para acoger la cita de los más poderosos.

Estaba claro que la cumbre suponía un desafío logístico y policial, con invitados incómodos para la izquierda radical como Trump y una veintena de actos de protesta de distinto orden, desde imaginativas acciones en formato artístico o festivo a la posible presencia de hasta ocho mil extremistas o antisistema.


Paralelamente, vándalos prendieron fuego a varios vehículos que se encontraban aparcados en diferentes zonas de la ciudad y atacaron negocios, así como una comisaría de Policía en el barrio de Altona.
 
La Policía se vio desbordada por los distintos focos de protesta y pese a contar con casi 20 mil efectivos las autoridades tuvieron que pedir refuerzo de un millar de agentes a otros estados vecinos.
 
El barrio Sankt Pauli, cercano al puerto, fue escenario de “batallas campales” en horas de la tarde entre manifestantes y las fuerzas del orden, según relataron testigos.
 
Al menos 13 manifestantes resultaron heridos, 11 de ellos de gravedad, al desmoronarse una valla que intentaban escalar para huir de la Policía en horas de la madrugada, comunicó la central de bomberos de la ciudad alemana.

“La presencia de personas enmascaradas está prohibida. No es un capricho. Son razones de seguridad, también para el resto de manifestantes. Los rostros de quienes están ahí deben ser reconocibles”.


Varios policías sufrieron heridas por cortes tras ser atacados por unos 60 encapuchados en una estación de tren situada en Altona, en el oeste de la ciudad. Los violentos también rompieron con un martillo los vidrios de un patrullero con agentes sentados en el interior.
 
La canciller alemana, Angela Merkel, anfitriona del encuentro, condenó con contundencia la violencia. “Por supuesto que entiendo que la gente se manifieste de forma pacífica, pero las manifestaciones violentas ponen en peligro la vida de la gente y eso no se puede aceptar”, criticó.
 
La Policía consiguió a duras penas mantener a los manifestantes fuera de la zona de seguridad máxima en torno al predio ferial. “La Policía va a controlar esta situación”, aseguró el jefe de la Policía de Hamburgo, Ralf Meyer. Dijo que estaba horrorizado por lo que tachó de “violencia radical, sin sentido y rabiosa”.
 
También tuvieron problemas los agentes para dispersar con lanzaaguas a centenares de encapuchados que trataban de acercarse al auditorio de la Filarmónica de Hamburgo en el que los líderes escucharon un concierto por la noche y luego compartieron una cena.
 
En las últimas horas del viernes, la Policía dispersó una protesta en el barrio Schanzenviertel, después de que se produjeran saqueos en la zona y de que los manifestantes armaran barricadas con fuego para bloquear el paso.
 
La tensión se había agudizado hacia la noche en la intersección de las calles Schulterblatt y Schanzenstraße, en donde se concentraron miles de manifestantes. En un principio, la Policía demoró en intervenir hasta poder garantizar la seguridad de los agentes de la fuerza, según explicó un portavoz al canal N24.
 
Luego, la Policía derribó las barricadas con vehículos blindados y utilizó camiones lanza agua y gases lacrimógenos para despejar la zona. Los manifestantes se dispersaron por las calles laterales.
 
En la televisión se podía ver cómo los agentes de seguridad se subían a los techos de las viviendas mientras dos helicópteros sobrevolaban el barrio. Antes de actuar, la Policía advirtió vía Facebook a los residentes ajenos a la protesta que se mantuvieran apartados.
 
El servicio de tren urbano en el centro de la ciudad fue suspendido hasta próximo aviso, de acuerdo a la Policía, que calificó de “muy grave” la situación que se vive en Hamburgo debido a las protestas.
 

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