Internacional

Monseñor Romero, el próximo beato que mueve a los jóvenes de América

El obispo auxiliar capitalino, monseñor Gregorio Rosa Chávez, afirmó que los jóvenes de El Salvador y del mundo están fascinados con la figura del arzobispo mártir Óscar Arnulfo Romero, desde que el Papa lo proclamó mártir asesinado por odio a la fe.

Monumento dedicado a monseñor Óscar Arnulfo Romero en San Salvador, El Salvador. (Foto Prensa Libre: EFE)

Monumento dedicado a monseñor Óscar Arnulfo Romero en San Salvador, El Salvador. (Foto Prensa Libre: EFE)

Romero será proclamado beato, un paso intermedio hacia la canonización, en una ceremonia el 23 de mayo. “Monseñor Romero es un mártir, un profeta, un pastor, un hombre de Dios, un servidor de los pobres, un hombre de Iglesia y lo hicieron un modelo a seguir”, dijo Rosa Chávez, amigo y fiel servidor de Romero.

El obispo no pudo ocultar la emoción al ver como miles de jóvenes, entre ellos muchos extranjeros participaron el sábado en una peregrinación de farolitos y vestían camisas con el rostro del arzobispo y que durante todo el recorrido hasta la catedral metropolitana no pararon de cantar y expresar su admiración y respeto por el que ahora llaman “San Romero de América”.

“Mis padres y mis abuelos me contaron quién fue monseñor Romero, no lo conocí pero sé cómo defendió a los más débiles, a los más pobres”, dijo Roberto Salazar, un joven universitario de 21 años que junto a un grupo de amigos vestían con orgullo una camisa en la que se leía: “Romero Vive”. “A monseñor Romero lo mataron por defender a los pobres, por denunciar la injusticia”, agregó Roberto.

Rosa Chávez afirmó que los jóvenes han entendido que “Romero es un modelo a seguir” y por eso están acompañando todas las actividades que lo recuerdan y eso garantiza un futuro diferente al que ellos tienen derecho, “para que haya vida, esperanza y justicia en El Salvador”. Pero no solo los jóvenes salvadoreños siguen a monseñor Romero, centenares de extranjeros lo admiran y lo veneran. Christine Onesek, de 25 años, que llegó desde Denver, Colorado, EE. UU., para trabajar con las comunidades eclesiales de base, dijo que estaba impresionada por la participación de los jóvenes que no paraban de cantar y hablar del arzobispo mártir, “creo que los mueve el espíritu de Romero.

“Para mí monseñor es sacrificio, es martirio, es profeta, y es un santo de la Iglesia católica del mundo” , agregó esta joven estadounidense que lucía orgullosa la camisa con el rosto de Romero.

Rosa Chávez destacó que hasta los que atacaron en vida a monseñor Romero y los que trataron de evitar que el proceso de beatificación avanzara, están cambiando. “Muchos están revisando su visión, muchos están pidiendo perdón” .

Recordó que en los años 80, en los días más difíciles de la Iglesia Católica salvadoreña, algunos hasta pegaron calcomanías en sus carros en las que se leía, “Haga patria, mate un cura”.

Romero, llamado también “la voz de los sin voz”, fue asesinado el 24 de marzo de 1980 con un disparo al corazón cuando oficiaba misa, un día después de pedir a los militares en una homilía: “En nombre de Dios y de este sufrido pueblo les ruego, les suplico, les ordeno, en nombre de Dios, cese la represión”.

Un informe de la Comisión de la Verdad de Naciones Unidas, creada poco después de los acuerdos de paz, determinó que el autor intelectual del crimen fue el ya fallecido mayor Roberto D’Aubuisson, fundador del partido derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), que gobernó ese país durante 20 años (1989-2099).

Sin embargo, los responsables del crimen no serán castigados debido a una amnistía promulgada por el gobierno de Arena horas antes de ser divulgado el informe de la Comisión en 1993.

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