García Márquez y el idioma español

Como toda calificación y juicio de valor, en la literatura un factor determinante es la subjetividad de quien los realiza, y es un hecho que hay varios factores extraliterarios que influyen en la escogencia de quienes reciben los premios. De eso no escapa el mismo Premio Nobel de Literatura, hecho que de ninguna manera provoca la disminución de su importancia ni de la justificación de que la obra de un escritor sea reconocida de esa manera.

Todos los grandes escritores, sin distinción del tipo de literatura —poesía, prosa, novela, ensayo, etcétera— tienen la característica de la inventiva personal para el uso del idioma español. En ese sentido se puede decir que le deben su fama y sus mismas obras al idioma con el cual se pueden comunicar en un territorio donde desde hace cinco siglos no se pone el sol. Son ciertamente hijos de una lengua, la cual han ayudado a desarrollar, perfeccionar, hacer asequible a más personas, literalmente, a través de los siglos.

Por eso, la partida definitiva de García Márquez otorga la oportunidad a los españoles y a los latinoamericanos para meditar acerca de la grandeza del idioma que nos une en la diversidad de sus manifestaciones nacionales de los países de este continente que tienen diversas raíces étnicas, características que enriquecen la lengua española, cuya importancia dentro de la historia de los premios de literatura en la Academia Sueca se evidenció desde el principio.

Este premio fue creado en 1901. Ya en 1904 lo recibió José de Echegaray; en 1906, Santiago Ramón y Cajal, y en 1922, Jacinto Benavente, todos de España. En 1945 fue premiada Gabriela Mistral, de Chile, y en 1956, Juan Ramón Jiménez, de España. En 1967 fue Miguel Ángel Asturias, de Guatemala; en 1971, Pablo Neruda, de Chile; en 1977, Vicente Alexandre, y en 1981, Camilo José Cela, los dos españoles; en 1982, Gabriel García Márquez, de Colombia; en 1990, Octavio Paz, de México, y en el 2010, Mario Vargas Llosa. Es un listado donde faltan algunos nombres, pero no sobra ninguno de los escogidos por la Academia.

Gabriel García Márquez tuvo la gran satisfacción de haber sido considerado un ídolo por sus propios compatriotas, a un nivel superior que el de otros escritores. Su trabajo literario tiene la enorme ventaja de utilizar un lenguaje llano, de fácil comprensión para quienes no son eruditos. Pertenece a los escritores que ponen el idioma al alcance de todos y con ello contribuye a afianzar el justificado orgullo de hablarlo. Por eso su nombre, como el de todos los grandes escritores, estáíntimamente relacionado con el español. Finalmente demuestra que son válidos los criterios expresivos del periodista, oficio que, según dijo, nunca abandonó.

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