Saludo navideño a los guatemaltecos

Las actuales circunstancias vividas en el mundo  obligan a pensar en la necesidad de un cambio  profundo  respecto de los criterios individualistas que al ser exacerbados no pueden evitar ser la fuente de crisis. La paz que proclama el espíritu navideño, como parte del accionar de quienes tienen buena voluntad, no puede lograrse si se olvida al prójimo y se ignoran sus derechos, tanto individuales como aquellos derivados del hecho de pertenecer a alguna comunidad, a un grupo social que tenga realidades negativas como consecuencia  del egoísmo deificado.

El mensaje navideño sobrepasa los límites de la fe cristiana, porque en la categoría de personas de buena voluntad hay lugar para gente de todas las religiones que consideren al bien común como  una de las metas, y al respeto de la vida de quienes no las profesan como dos imperativos morales que deben ser considerados como la estrella polar que guíe   las acciones humanas.

Por eso es que el significado verdadero de la Navidad es fácil de ser comprendido y en buena parte aceptado por cualquiera que tenga como meta personal la corrección de sus acciones.

La realidad actual obliga a definir qué se entiende por solidaridad con el prójimo y cuáles son los límites para que no se convierta en una forma de fomentar la irresponsabilidad. Es aquí donde surgen algunos de los problemas para alcanzar  un acuerdo acerca de su significado y de sus metas.
El espíritu navideño no significa apoyo a la irresponsabilidad, aunque sea tácito e inconsciente. Pero sí hay claridad  —ojalá, mayoría de acuerdo— en que algo debe hacerse para que el individualismo reinante sea también redefinido, para que no tenga como consecuencia la desaparición del criterio que califica y promueve el logro de la  hermandad entre los hombres, aunque sea dicho en sentido figurado.

Estos criterios no necesitan de la época navideña para surgir como temas  de conversación y de meditación, pero ciertamente   ayudan a que sean tomados en cuenta porque se facilita comprender su profundidad y su necesidad.  Por aparte, la Navidad es también, por excelencia, una fiesta de familia, y debido a ello es tan triste pasarla cuando sus integrantes están separados por el tiempo, por la muerte o por la distancia geográfica y también emocional.

Prensa Libre, por este medio, envía a sus lectores, anunciantes y favorecedores en general un respetuoso saludo de Navidad, esperando que esta Nochebuena llegue a sus hogares y les permita celebrar con alegría todas las tradiciones guatemaltecas, olorosas a pinabete, manzanilla, aserrín de colores, a  tamal y  ponche, que contribuyen a colocarla entre las más genuinas del mundo.

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