Se debe defender nuestro chapiñol

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Puede ser un lenguaje, es decir el conjunto de sonidos articulados con el cual se pueden comunicar pensamientos y sentimientos, o puede ser habla, o sea la forma individual de usar el lenguaje y la lengua.

EN ESE SENTIDO, puede hablarse de un idioma español, hablado por los hispanoparlantes, de una lengua española, como sistema de comunicación propio de esa comunidad, y de un habla española. Esta última, a mi juicio, puede estar dividida en dos: la forma de hablar de cada individuo, según su educación, cultura personal y deseo, pero también de las maneras como quienes la hablan —reunidas en comunidades específicas, situadas en zonas geográficas transnacionales o internas de un país o en poblaciones. Esto trae como consecuencia una riqueza del uso del idioma español, porque en el caso de las tierras americanas se enriqueció con una larga serie de palabras provenientes de las tribus existentes en el continente a la llegada de los europeos.

LA ORALIDAD DEL IDIOma español es uno de sus factores más representativos. Algunos mencionan al “cantadito”, el acento peculiar de cada región o país. El cono sur, Argentina Uruguay y Chile, tienen rasgos comunes en la melodía de su vocabulario. Lo mismo ocurre con el área andina, o con la zona mesoamericana: el istmo centroamericano y México, o con las islas caribeñas. Al escucharlos de cerca, se notan las diferencias entre los países de la misma zona, pero estas tienen elementos similares cuando se les escucha. Muchas veces, para quienes adoptan al español como segunda lengua, resulta muy difícil saber la nacionalidad del hispanohablante. Para nosotros es fácil, pues la diferencia no solo es en la voz sino en el significado de palabras

POR ESO ME PARECE VÁlido pensar en el término “chapiñol”, un concepto de origen jocoso y a veces hasta despreciativo. Pero se debe hablar entonces de “mexicañol, cubañol, uruguañol, peruañol”, y, en determinados casos, “porteñol” como parte del “argentiño”. Estas manifestaciones del habla de cada nación o región consideradas como tales, constituyen una de las riquezas de un idioma hablado a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y Canadá, hasta el fin del continente americano en el Estrecho de Magallanes. Es un espacio enorme, porque además se puede agregar al “portuñol” o “brasiñol”, denominado así por constituir una mezcla muy peculiar entre el idioma español y la variante del portugués hablada en el enorme Brasil.

LA DEFENSA DE TODOS estos latinoamericañoles debe realizarse no solo en nuestro subcontinente sino en el territorio estadounidense, donde están comenzando a surgir mezclas de estas maneras de hablar el español, como consecuencia de la mezcla entre latinoamericanos de diversos orígenes, por medio del matrimonio y la manera como nacen nuevos términos o se realizan traducciones y adaptaciones de palabras inglesas. Un ejemplo: “troca”, originada en “truck” (camión) y a la vez el término utilizado en México como sinónimo de autobús. Por todo ello es posible predecir el aumento de los hablantes del español, y tener en claro la necesidad de emplear los elementos gramaticales y sintácticos sin romper las bases propias del español.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.