Otro juicio con interés nacional

Este exlíder del EGP, hoy asesor del actual gobierno en temas de seguridad, causó gran sorpresa después de los acuerdos de paz al haberse unido a las filas del Frente Republicano Guatemalteco, partido político ya desaparecido, creado alrededor de la figura de Efraín Ríos Montt, quien a su vez ha sido acusado de genocidio.

En esa matanza, conocida como la masacre de El Aguacate, en referencia a la aldea chimalteca cercana a donde ocurrieron los hechos, en 1988, un grupo de 10 guerrilleros ahorcó a 22 hombres a quienes acusaban falsamente de ser colaboradores del Ejército. Los asesinados eran familiares de Carlos Humberto Guerra Callejas, quien desapareció días antes mientras pastoreaba sus vacas en esa localidad.

El juicio demuestra que durante el enfrentamiento armado interno ocurrieron masacres cometidas por los dos bandos en pugna, y abre la posibilidad de investigar casos de combatientes guerrilleros asesinados por sus compañeros, como es el del poeta Roque Dalton, en El Salvador, quien perdió la vida a manos de Joaquín Villalobos, entonces subversivo y quien posteriormente se convirtió en analista político con residencia en Europa, debido a lo cual ha cambiado la manera violenta de actuar por la de escribir artículos y ensayos desde la perspectiva de otro tipo de pensamiento de izquierda.

Un hecho poco conocido y que salió a luz en este juicio es la declaración de Braulio Che Cu, ahora de 40 años y que entonces tenía 13. Según declaró, pertenecía al EGP y se dedicaba a buscar objetivos militares que serían atacados, para lo cual se empleaban armas de grueso calibre, y también a la toma de fincas y a efectuar patrullajes. Esto pone en la palestra nacional el espinoso tema del empleo de niños en un enfrentamiento armado interno, con lo cual se podría haber obtenido beneficio político en caso de que murieran en una acción militar.

Ciertamente, esos hechos ocurrieron cuando la mayoría de guatemaltecos no habían nacido o tenían corta edad, pero si se desea que se conozca la verdad de lo ocurrido en el largo y sangriento enfrentamiento armado, es necesario señalar las acciones vergonzosas cometidas por integrantes de ambos bandos, obligados a encarar las consecuencias de sus acciones.

Los procesos judiciales de este tipo tienen la característica de que otorgan información valiosa sobre sucesos lejanos en el tiempo que ahora pueden ser analizados con algún grado de serenidad. Es de esperar que grupos interesados no se dispongan a convertir este caso en un circo, lo que solo contribuiría a reducir el interés ciudadano en conocer la historia reciente.

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