CICIG: ¿retiro o permanencia?

|

EL CENTRO DE TODO es la impunidad. Más del 95% de los delitos y crímenes ocurridos en Guatemala quedan sin resolución. Las razones son: incapacidad, insuficiencia de agentes de la justicia, ineficiencia del sistema legal, donde campea la corrupción. Para mantener el reinado de la impunidad, también el temor ciudadano es otro factor fundamental,  con el agravante de ser justificado. Hasta en casos de un pequeño accidente de tránsito, o del robo realizado por un carterista, la tendencia mayoritaria es no denunciar, no exigir los derechos ciudadanos. Los criminales salen libres por docenas porque el trabajo de las instituciones no lleva a nada y luego quienes los acusaron quedan a la merced de la venganza asesina de toda esta gentuza.

LA POSICIÓN DEL GOBIERNO está clara. El presidente Otto Pérez Molina no solicitará  —o sea no permitirá—  la permanencia en el país de ese ente representante de la Organización de las Naciones Unidas. A mi juicio, las declaraciones del primer mandatario y de la vicepresidenta Roxana Baldetti no dejan campo para interpretación alguna. La oposición, tajante aunque expresada con palabras suaves, abre la posibilidad a preguntarse por la causa de tal decisión, de evidentes efectos negativos inmediatos, mediatos o a largo plazo en el campo internacional, un área donde el gobierno ha logrado avances en el campo diplomático, sobre todo en Washington, donde por otro lado es clara desde hace varios años la situación de la política y la justicia guatemaltecas.

TODA INSTITUCIÓN Y TODO cargo son tan buenos o malos como lo sean quienes los dirigen o los ejercen. La CICIG no puede ser la excepción. El primer comisionado, Carlos Castresana, a las peculiaridades de una personalidad histriónica, deseosa de hacerlo figurar, y con una capacidad de inventiva sorprendente, unía su actitud, a mi criterio, de colocarse en un ambiente superior por el hecho de ser español. Fracasó, claro. El segundo,  Francisco D´Allanese, tampoco tuvo éxito porque fue incapaz de comprender la manera guatemalteca y en él pesó mucho la rivalidad existente entre Guatemala y Costa Rica, país con historia antigua y reciente muy distinta. Estos dos personajes contrastan totalmente con el actual comisionado, Iván Velásquez.

POR SU ACCIONAR EN Colombia, Velásquez puede comprender el presente y futuro de Guatemala. Se trata de un hombre serio y disciplinado, pero también capaz de comprender las fallas cometidas en el concepto de la CICIG. Esta entidad debe continuar, porque la impunidad en el país está desbordándose. Solo basta ver la actuación de los partidos políticos antes del inicio de la campaña, por ejemplo. Ha habido errores en la entidad investigadora internacional y en el gobierno, pero con un poco siquiera de voluntad política, estos se pueden reparar. Tampoco se puede olvidar un factor fundamental: el actual régimen no ha dado la colaboración total necesaria. Por eso, un retiro de la CICIG, en el fondo, constituiría un gran retroceso. 

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.