DE MIS NOTAS

Engendros inconstitucionales

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Faltando tan solo unas horas para concluir el periodo legislativo, los diputados —con Raymundo y medio mundo respirándoles en el cuello, desde embajadas, algunos magistrados de la Corte Celestial, la Cicig, periodistas de ambos lados del río; los mismos líderes contestatarios conocidos y los creyentes interesados en vender las metáforas idealistas de siempre—, los padres de la patria se aprestan a aprobar a rajatabla, quizás un mamotreto, posiblemente un engendro, lo más seguro es que sea un decreto impertinente, en el que habremos de perdernos en interminables y bizantinas discusiones parando a tomar aire en noche buena, reanudando en año nuevo.

No puedo decir que todas las reformas son negativas, pero encuentro que algunas son enormemente peligrosas y nocivas. Si me equivoco corríjanme, si tengo razón acompañen el sepelio para enterrar este esfuerzo tan interesado en destruir las pocas islas de unidad que existen en nuestra República.

Hay tres tumores inconstitucionales escondidos con todo el potencial de convertirse en metástasis de ingobernabilidad:

Autoridades indígenas: Llevo más de 30 años trabajando en el interior y les puedo asegurar que el término “autoridades ancestrales” de las comunidades indígenas es un término etéreo, incompleto y cambiante, dependiendo de la aldea, el municipio y el departamento en el que se encuentren. Quien los selecciona, quien los nombra, quien los elige y quien los respeta y obedece son procesos inexistentes porque se dan dentro de una vasta gama de dinámicas comunitarias. Me ha tocado intervenir en procesos de diálogo en donde, a los que menos se les oía, era a los “ancianos indígenas”. Lograron imponerse siempre los ex brazos civiles de la exguerrilla (Fil, Cuc, Conic) y sus nuevos grupos (Codeca, FNL), quienes hoy son los brazos de una izquierda ansiosa de tomar el poder por otros medios…

Su supuesto “derecho consuetudinario” son los azotes, torturas físicas y tratos denigrantes como los que le infligieron al encargado de Semuc Champey recientemente. Un caso multiplicado por miles en el pasado, desde linchamientos hasta otros extremos.

La reforma les priva de su derecho de defensa y del debido proceso y los deja sometidos a los tratos degradantes y torturas de todo tipo, inventadas por “autoridades” como si fuesen siervos o esclavos.

2) Consejo Nacional de Justicia: Nadie se opone que al Consejo Nacional de Justicia se le dé el poder de administrar el Organismo Judicial. Sin embargo, ¡Ojo! También se le está dando la función de Autoridad Nominadora de Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, Corte de Apelaciones y dominio en el nombramiento de Magistrados de la Corte de Constitucionalidad. En otras palabras, ese Consejo será controlado por el Organismo Judicial, con nombramiento directo e indirecto de ocho de sus diez miembros!

¿Acaso no es eso mil veces peor que continuar con el sistema actual de comisiones de postulación actual? Mismas que al final del día son más representativas de diversos sectores del pueblo y con posibilidades de poder ser corregidas en la ley ordinaria.

3) Fiscal general: Al sujetar la suspensión del cargo del fiscal general de la República hasta el momento en que se dicte auto de procesamiento, le confieren impunidad, pues le están permitiendo ser juez y parte, porque le tocaría acusarse a sí mismo; hacer investigación de su propio caso y ejercer la acción penal con sus propios subordinados fiscales. ¿Tiene esto alguna lógica que no sea la creación de un súper fiscal inamovible, dado que si solo se le puede remover cuando haya sentencia ejecutada en su contra, lo hacen “inamovible” ¡Ya que ese trámite terminará cuando ya haya vencido su periodo!

Estos son los tumores inconstitucionales escondidos con potencial de convertirse en una metástasis imparable y el inicio de la destrucción de los pesos y contrapesos de nuestro sistema republicano.

Yo digo: ¡NO!

alfredkalt@gmail.com

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.

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