PLUMA INVITADA

Valioso ejemplo de jóvenes especiales

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Guatemala, a pesar de sufrir repudiables vicisitudes, antes, ahora y no se sabe hasta cuándo, al extremo de ser calificada por el mundo como violenta, criminal, corrupta e insegura, aparte de estar marcada por la naturaleza como excesivamente vulnerable, alcanza afortunadamente valiosos y ejemplares triunfos en el deporte internacional, no obstante ser pequeña, con limitaciones, crisis y suficientes enemigos propios que la atropellan y ensangrientan diariamente con acciones criminales de toda índole.

El sacrificio, trabajo, entrega, voluntad y constantes victorias alcanzadas a través del tiempo por valientes deportistas sitúan constantemente a esta nación en un brillante pedestal distinto, el anhelado por guatemaltecos conscientes, decentes, responsables e interesados en rescatar valores, principios, historia, paz, trabajo, pobreza y seguridad.

Han descollado en el mundo atletas como Érick Bernabé Barrondo, en marcha, medalla olímpica, alta presea, Londres; Juan Maegli, navegación a vela; Kevin Cordón, bádminton; Charles Fernández, pentatlón moderno; Kevin López, tiro con arco; Juan Motta, boxeo; Valeri Gruest, natación; Isabel Bran, pentatlón; Heidi Juárez, tae kwon do; Sofía Gómez y Jorge Vega, gimnasia, y otros grandes triunfadores, con el apoyo de entidades deportivas, entrenadores, dirigentes, familias, patrocinadores, periodistas, aficionados y el pueblo.

Una delegación deportiva guatemalteca integrada por nobles jovencitos con discapacidad, hombres y mujeres, participó recientemente en los Terceros Juegos Latinoamericanos de Olimpiadas Especiales, en las disciplinas de atletismo, natación, boliche y bochas, en Panamá, donde se codearon con 800 atletas en iguales condiciones físicas de 21 países de América Latina.

Guerreros vanguardistas que con positiva actitud y máximo esfuerzo se alzaron con laureles dorados en esta única y grande fiesta cívica, recibiendo emocionados sus 37 medallas de oro, plata y bronce, entre gritos, sonrisas, cánticos, abrazos, besos y llanto, repitiendo tan sentimentales escenas en entrevistas de medios de comunicación nacionales e internacionales. Irreversible analogía de conciencia, esfuerzo y lucha por alcanzar victorias para ellos y su patria, a veces increíbles.

Los chapines de corazón —porque existen muchos sin rumbo ni futuro alguno— nos involucramos conmocionados desde aquí en tan emotivo acontecimiento, con alegría, admiración, aplausos, agradecimiento y también lágrimas. Performance de egregios paradeportistas no común, apática y sujeta al pronto olvido, admirada por millones de humanos en Latinoamérica y otras regiones del mundo.

Propicio imitar a estos chicos y chicas que superando exitosamente su discapacidad nos trajeron soberbio cargamento de preseas, pero sobre todo, su ejemplar hazaña deportiva.

Sus nombres, dignos medallistas, han quedado grabados en la historia deportiva guatemalteca: Indira Cáceres, Javier Pérez, Daniel García, Mario Monterroso, Emili Navas, María Fernanda Gómez, Léster Duarte, Éricka Fonseca, Pablo Arriola, Sofía Figueroa, Brandon López, Diana Monterroso, Diana Mendizábal, Jesúa Pérez, Hendry Choc, Odir Enríquez, Melani Barahona, Daniel Guerra, Carlos Gálvez, Mónica Hernández, Gloria Chan, Marco Ruano, Alfredo Salazar, Marilyn Contreras, Miriam Yoc, Sayra Barrios, Carolyn Mejía, Kimberli Martínez, Jaqueline López, Walda Godoy y Juan Carlos Cordero. Campeones gigantes, gracias por haber matizado con preciosos colores en Panamá, con eco mundial, el sagrado nombre de Guatemala.

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