CATALEJO

Otra jornada para recordar

|

POCOS DÍAS DE LA VIDA NACIONAL han tenido la cantidad de acontecimientos históricos. Ayer es una fecha con un lugar ganado en la historia guatemalteca, porque ocurrieron una serie de hechos sin precedente alguno. Comenzó con un Otto Pérez Molina convertido en el primer presidente firmante, este siglo, de una carta de renuncia al cargo. Era el primer militar electo democráticamente por dos millones de ciudadanos hace casi cuatro años. A su favor tiene el haberse presentado en forma voluntaria a encarar la justicia, como lo había dicho antes. En pocas horas se convirtió en un ciudadano común y corriente, enfrentando las acusaciones vertidas contra él por el Ministerio Público y la Cicig. Ahora está recluido en una cárcel del cuartel Matamoros.

EL CONGRESO DIO TRÁMITE a los pasos previos a darle al vicepresidente Alejandro Maldonado Aguirre la banda presidencial. El discurso fue breve, de lenguaje elevado pero, a mi juicio, suficientemente claro, y luego en la conferencia de prensa realizada de manera simbólica en el imponente salón de Banderas del Palacio Nacional, fue también asequible. Presentó como posibles candidatos a vicepresidente a tres prominentes ciudadanos: Raquel Zelaya, Juan Alfonso Fuentes Soria y Gabriel Medrano Valenzuela, todos con un currículum de servicio al país en la academia, el gobierno e instituciones de importancia para la democracia, por lo cual la tarea de nombramiento puede ser considerada fácil, pues cualquiera de ellos es idóneo.

LAS TRANSMISIONES DE LA televisión mostraron al país y al mundo el desarrollo de los acontecimientos, complementados con el traslado de la exvicepresidenta Roxana Baldetti a su celda en la prisión de mujeres Santa Teresa. Todos esos sucesos tienen enorme valor histórico por su significado, pero al mismo tiempo conllevan un enorme drama humano, tanto para los protagonistas como para las víctimas de la corrupción, al comprobarse la dureza de la majestad de la ley. Es el momento entonces de pensar en el futuro inmediato, marcado por las elecciones, y mediato, señalado por los cuatro meses de duración del gobierno instalado en un día cuya lluvia hace temer cómo será el clima del domingo, y su posible efecto en la asistencia de votantes.

ME PARECIÓ SIGNIFICATIVO el discurso de nuevo presidente. Tiene poco tiempo y debe actuar con una celeridad mayor a su estilo. Su experiencia de viejo orador de política, comenzada hace unos cincuenta años, le permitirá enviar mensajes de fácil comprensión, aunque con un lenguaje elegante pero no complicado ni demasiado profundo en su significado. Coincido con él en el criterio de la necesidad de lograr la participación juvenil, como en su momento ocurrió con motivo de la Revolución de Octubre de 1944. Sabrá responder a las críticas provocadas por algunas de sus decisiones en la Corte de Constitucionalidad y en algunas de sus actuaciones en su larga y prolífica carrera como político, diplomático, académico y magistrado.

A PESAR DE HABER FUNCIONADO todo en forma legal, sin violencia ni aspaviento, no deja de quedar en el ambiente un rescoldo de cierto tipo de tristeza o de pesadumbre por los motivos causantes de un día como fue ayer. Esto tendrá un indudable efecto en el nuevo gobierno, independientemente de quién gane las elecciones. La vigilancia social a todo lo relativo con el manejo del país, facilitada por la tecnología instantánea y masiva, no se detendrá, e incluso puede llegar a desbordarse. Pero no ocurrirá si los políticos comprenden el mensaje de los ciudadanos, cuya mayoría pertenece a la generación posconflicto armado, quienes no se ven afectados por la dura realidad de la Guerra Fría. Por estas causa, ayer fue un día inolvidable.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.