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Claudia Palacios: No busquemos ser como el otro

El rostro de la periodista colombiana Claudia Palacios Giraldo se hizo familiar en muchos hogares latinoamericanos durante las transmisiones de CNN en Español, pero esto solo constituye una parte de su ascendente carrera. Originaria del Valle del Cauca, Cali, Palacios, de 35 años, comenzó su carrera hace 16 años en medios colombianos como Telepacífico y luego como presentadora en Noticias Caracol, espacio que le permitió dar el salto hacia el noticiero internacional CNN, donde trabajó durante ocho años desde Atlanta.

La periodista colombiana Claudia Palacios conversa con Revista D en una próxima visita a Guatemala (foto cortesía CNN)<br _mce_bogus="1"/>

La periodista colombiana Claudia Palacios conversa con Revista D en una próxima visita a Guatemala (foto cortesía CNN)

Regresó a su país natal hace poco más de un año para que su hijo, Pablo, de 12 años,  crezca cerca de su familia. Su vinculación con CNN continúa, aunque a distancia. Hoy trabaja para Los influyentes y Destinos. Además, es parte de la mesa de trabajo de W Radio Colombia y publica una entrevista semanal en el periódico El pueblo en Cali.

A sus ya diversas facetas, esta talentosa y atractiva periodista suma la escritura, pues acaba de publicar su primer libro Te vas o te quedas, que trata sobre 30 crónicas de migrantes.

Palacios estará de visita en el país por segunda vez. En esta oportunidad intervendrá con una charla en el VII Congreso de mujeres líderes, viviendo en equilibrio y plenitud, que se desarrollará el 8 de octubre, en Hotel Camino Real.

La siguiente es parte de una conversación telefónica con la periodista.

¿Cómo ha sido el cambio desde que dejó Atlanta y regresó a Colombia? 

Muy feliz, porque estoy en todas las áreas del periodismo. Diversifiqué mucho mi carrera. Estoy en radio,  prensa y televisión. Además, me la paso en promociones de mi libro o modero foros. Hago periodismo regional, nacional y, con CNN, en lo internacional. 

¿Qué le ha dejado toda esta experiencia?

Mucho aprendizaje. Nunca antes había hecho radio. Estoy en una emisora que tiene una de las mayores audiencias  en Colombia  y que también tiene como escuchas a los hispanos del sur de Florida, Nueva York, Nueva Jersey, Panamá, Madrid y más.  No es “libreteado” como la televisión,  donde una se prepara muchas horas para una emisión de una hora. Todo es sobre la marcha,  más improvisado, son otros retos. El hecho de estar en el periódico y publicar una entrevista semanal también es enriquecedor. Aprendes a preguntar sabiendo que  el espacio es limitado.

¿Cuáles son las conclusiones básicas de su reciente libro? 

Mi vida profesional se fue por el lado de la televisión y siempre tenía ese pendiente, pero aún no encontraba un tema sobre el cual me sintiera lo suficientemente conocedora. Así que cuando me fui a Estados Unidos por CNN me convertí en migrante, los conozco y estudio el tema. Siempre he definido el periodismo como un servicio social, y esa era la oportunidad de ser coherente con esa definición.

Esta información no es para decirles a los latinoamericanos que no emigren, sino que lo sepan hacer. Y que a través de las historias de otros migrantes sepan lo que pueden pasar y lo que se debe o no hacer.

¿Alguna de esas historias le impactó?

El libro está dividido en historias de éxito y de no éxito. Entre estas hay varios subtemas, como la niñez. Hay familias migrantes que por causas no asociadas a la migración, por  no conocer el idioma, el sistema o la cultura, cometen unas faltas que los llevan a perder temporal o definitivamente a sus niños. Ese fue el caso de una pareja de guatemaltecos que tuvo cinco hijos y los perdió, porque el juez consideró que  por el hecho de ser migrantes y pertenecer a un estrato socioeconómico muy bajo, nunca iban a poder darles a estos niños la atención médica y el nivel de vida que necesitaban. 

Participará en el Congreso de mujeres líderes. ¿Cuál será su mensaje a las guatemaltecas?

Esta será mi segunda vez en Guatemala, y me encanta que me hayan dado la oportunidad de dirigirme a una audiencia de mujeres líderes. Las mujeres jugamos muchos roles en la sociedad y tenemos el desafío de saberlos jugar muy bien. Nunca podemos renunciar a estos roles.  En el caso de los hombres, tienen una esposa, madre o hermana en la que pueden apoyarse  y sentirse tranquilos para poder ausentarse cuando el ejercicio de la profesión lo requiera. Pero nosotras, por naturaleza, tenemos que combinar nuestra carrera con la vida familiar y no descuidar nuestra presentación personal. 

Estar siempre muy presentable es su caso.

Sí, combinar eso con ser una buena profesional es sumarle al desafío otros pesos. Quiero decirles a las mujeres que uno no debe buscar ser como el otro, porque eso es sumarse una presión que te crea muchas frustraciones. Uno debe tener metas y referentes. Cada quien tiene el potencial para ser único, y dentro de esa individualidad, ser exitoso y reconocido.

¿Cómo combina su profesión con ser madre de un niño de 12 años? 

Siempre es un desafío. En la emisora de radio soy la única que entro a las 7 de la mañana. Le dije a mi jefe que, antes que todo, soy mamá y no puedo venirme a trabajar si mi hijo no se ha ido a estudiar. Tengo que levantarme y desayunar con él. Gracias a Dios, tengo un jefe generoso que pudo aceptar esto, pero entendió que si no, no podía funcionar como profesional tampoco.

Ha dicho que el periodismo es un servicio social. ¿Qué la motiva?

Creo que no hay manera de verlo de otra forma. Para qué se hacen los medios de comunicación, sino   para que la gente los consuma y sobre esto se tomen mejores decisiones sobre a quienes elegir en política, cómo invertir mejor el dinero, cómo mejorar la salud, y en Colombia, crear un criterio en el proceso de paz. Por ejemplo, tengo una sección en W Radio, sobre el perdón y la reconciliación. Son historias varias para que entiendan que muchas veces hemos sufrido decepciones, pero hay que apostarle a cualquier nuevo intento por la paz, porque la otra opción es seguir en conflicto, y eso no es bueno para nuestras familias ni para el país. Pienso que los medio tienen que servir para esto, y si no, que no existan.

Considera que ser guapa ha sido un obstáculo o un impulso en su carrera.

No veo que esto haya impulsado mi carrera en mis inicios. Ni siquiera había pensado en hacer televisión, estudié para periodismo escrito. Cuando hacía   la práctica profesional, me pidieron hacer un casting y pensé que era una locura. En ese entonces, no me maquillaba ni tenía la costumbre de arreglarme.

Creo que, en principio, lo que llamó la atención fue más la juventud que la belleza. Vieron la capacidad de trabajo, y de transmitir mucho a través de esa inocencia y, por supuesto, luego llegó el maquillista e hizo un trabajo donde descubrieron una imagen chévere para las cámaras. Siento que la belleza puede abrir puertas, pero también cerrar. Uno tiene el compromiso más grande al demostrar que puede hacer las cosas bien. Solo por bonita, te dicen adiós.

Existe algún personaje clave que haya sido referente en su carrera.

Sí, el escritor colombiano Germán Castro Caycedo. Siempre he dicho que tiene esa capacidad de tomar una noticia pequeña e investigarla a profundidad para convertirla en algo muy lindo. Todavía sigue siendo un referente, como lo es el español Javier Moro en televisión. Son personajes que pueden hacer periodismo literario, contar una historia de tal manera que el lector se entretenga.

La han calificado como una buena entrevistadora. 

No siento que sea muy buena entrevistadora, creo que puedo entablar una conversación de la cual pueden salir cosas interesantes del personaje, siempre y cuando tenga bastante tiempo. Una entrevista en vivo donde sé que no puedo durar más de cinco minutos, todavía me angustia. En ese lapso, hay que ir muy al grano y puntual, y si es un entrevistado difícil, que ya está preparado para contar el libreto que quiere contar, entonces ser un poquito agresivo para que vaya más allá de ese libreto.

Me va mejor cuando son entrevistas grabadas que se pueden editar y luego extraer los mejores momentos.

En general, uno tiene que respetar a todo personaje, porque uno no es juez. En estos tiempos, los periodistas se creen buenos porque maltratan o dan conceptos morales en sus preguntas. Creo que simplemente hay que cuestionar, pero de una manera respetuosa. A través de eso, se abren más realidades que cuando uno ataca al personaje.  

¿A qué personaje le ha sido difícil entrevistar?

Hay varios. Siempre pongo de ejemplo al presidente de Ecuador, Rafael Correa. Durante la entrevista, que era grabada, los primero 15 segundos de cada respuesta siempre buscaba desacreditar la pregunta. Con la tercera y cuarta pregunta me di cuenta de que era una estrategia. Me dije: este no es un pulso entre el presidente y yo, pues la noticia no es esa, y hay otros temas importantes. Decidí dejar que él hablara lo que quería y después de eso, pedirle que respondiera la pregunta.

Al editarla, decidí dejar estos pedazos, aunque mucha gente dijera “el presidente trapeó el piso con Claudia”. Pero la gente inteligente también se podía dar cuenta de que era parte de su personalidad y de una estrategia.

Algunos consideran esta etapa como la plenitud de su carrera.

Me siento en un momento muy rico de mi profesión, donde estoy sacando el provecho completo y capitalizando algo muy bonito que me dio CNN, que es tener una imagen reconocida en todo el continente. Me siento en lo mejor de mi carrera. Regresar a Colombia ha sido un paso gigante para seguir creciendo, fue la mejor decisión.

¿Qué sigue? 

Obviamente, con este ritmo no puedo durar muchos años, pues es de dormir poco y viajar mucho. Creo que seguiré así un par de años más y, dependiendo de cómo sean las cosas, veré cual es el siguiente paso. Tengo claro que quiero seguir escribiendo libros que presten un servicio a la gente y también que mi carrera siga siendo diversa.

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