Revista D

Juegos de pelota antiguos

Algunas disciplinas y rituales que sentaron las bases del futbol moderno.

Fragmento del mural de Tepantitla, Teotihuacán, México. Años 200-400 d.C. (Foto Prensalibre: wikipedia.org)<br _mce_bogus="1"/>

Fragmento del mural de Tepantitla, Teotihuacán, México. Años 200-400 d.C. (Foto Prensalibre: wikipedia.org)

A pocos días de que se inicie la Copa Mundial de Futbol 2014, el evento que acaparará durante un mes la atención en el planeta, vale la pena recordar que la pelota rueda y rebota desde hace miles de años en distintos pueblos y culturas.

Impulsada con los pies, manos, hombros o caderas, e introducida con distintos materiales y reglas particulares, el balón es uno de los elementos lúdicos más primitivos de la humanidad.

La mayoría de juegos modernos que emplean un esférico devienen de otros más antiguos, aunque los motivos de su uso fueron distintos a los que se conocen en la actualidad. Ejercicios militares, rituales sagrados, ceremonias o diversión profana fueron algunas de las razones por las cuales se utilizó una pelota.

En Egipto, por ejemplo, se encontró en una tumba una bola confeccionada con lino, fechada alrededor del 2500 a. C. Pero esta no ha sido la única pieza que se ha hallado; las hay fabricadas con nervios de animales, embobinados en una esfera de cuero de venado o globos de tripa de cerdo envueltas en cuero de este mismo animal, documenta el sitio Globopedia.com.

El cuju chino

Diversos vestigios dan cuenta de que los primeros juegos con esféricos se remontan al lejano Oriente.

En la antigua China, hacia el siglo III a. C., se tiene referencias, gracias a un manual militar del ts’uh kúh — tsu chu o cuju—. En el antiguo idioma chino “cu” quería decir “patear” y “ju”, “pelota”.

El objetivo de este era lanzar la pelota unos a otros sin que esta tocara el suelo, para luego introducirla en una red de un metro de diámetro, ubicada a unos 10 metros de altura en el extremo de dos largas varas de bambú, separadas por una distancia de 30 a 40 centímetros. Se usaban pelotas de cuero rellenas de materiales como pelo de animal.

Durante la dinastía Song, el cuju se hizo muy popular, pero fue con la dinastía Han (206-220 a. C.) cuando se hizo más espectacular y competitivo, refiere el periodista Huo Jianying en el sitio China Today.

Cada equipo estaba compuesto por 12 jugadores y dos árbitros. Dadas sus virtudes, el cuju se adaptó para el adiestramiento de soldados. La práctica de este deporte fue decayendo hacia el siglo XVII, mientras que en otros países se hicieron adaptaciones.

El Kemari japonés

Hacia el siglo VI, los japoneses practicaron la modalidad del kemari o kenatt, el cual fue una adaptación del cuju. Se introdujo en Japón alrededor del 600 d. C.

En este participaban entre seis y 12 jugadores o mariashis. Consistía en trasladar la pelota a otro jugador sin que esta tocara el suelo con la ayuda únicamente de los pies. Cuando un jugador pateaba el balón gritaba ¡ariyaaa! y ¡ari! al pasarle el balón a otro jugador.

Mari, la pelota, tenía de 23 a 25 centímetros de diámetro y estaba fabricada con cuero de ciervo rellenado con serrín. La pista donde se practicaba era el kikutsubo y tenía aproximadamente 15 metros de longitud; estaba delimitada por cuatro árboles —uno en cada esquina—, tradicionalmente de cerezo, arce, sauce y pino, que representan las cuatro estaciones del año.

Los participantes, quienes eran ubicados en círculo, vestían un traje muy parecido al kimono (kariginu), de colores vistosos y mangas anchas.

Aunque en sus inicios solo fue practicado por la aristocracia, con el tiempo todos quisieron jugarlo. Se sabe que su época dorada abarcó de los siglos X al XVI, hasta decaer con la moda de otros deportes como el sumo.

Grecia y Roma

En la civilización griega, hacia el año 2000 a. C., se documenta la práctica del epislcyros o episkyros, una modalidad que al inicio jugaron solo los hombres y después las mujeres, quienes, al igual que en la mayoría de las actividades físicas helénicas, lo hacían desnudos.

Se enfrentaban dos equipos formados por 12 o 14 jugadores con un balón fabricado con pelo y lino, y en otros casos, se emplearon vejigas infladas hechas con materiales de animales. Las reglas permitían usar las manos y en ciudades como Esparta se documenta que era violento.

Las reglas del juego aún no están claras, pero se cree que los jugadores con las manos y pies pasaban el balón por encima del equipo contrario. El terreno de juego estaba delimitado por una línea blanca entre los dos equipos y otra detrás de cada uno de estos. Los equipos intercambiaban la pelota frecuentemente.

La imagen más significativa del episkyros es la de un joven atleta practicándolo. Se encuentra en el Museo de la Acrópolis de Atenas y fue reproducida para el trofeo de la copa europea.

Al episkyros se le considera el deporte que dio origen al futbol, además del balón mano e incluso del rugby y hockey, según el sitio Globopedia.

Los romanos lo adaptaron al harpastum o juego de pelota pequeña, el cual se volvió popular entre los años 700 y 800, y se jugaba con pelotas pequeñas y duras, parecidas a una bola de softball.

También era conocido como phaininda y lo jugaban de 5 a 12 personas en un campo rectangular marcado por una líneas en el centro y delimitado por otras cuerdas. Por la dinámica de sus reglas, hay quienes le han encontrado más parecido al futbol americano o al rugby.

El objetivo del juego era, con la colaboración de compañeros, concentración y fuerza violenta, llevar la bola a la cuerda de fondo del campo contrario.

El médico Galeno de Pérgamo en el tratado Un ejercicio con la pelota pequeña, describe el harpastum. “Es un juego mejor que la lucha o correr, porque ejercita todas las partes del cuerpo, toma poco tiempo, y no cuesta nada”. También consideró provechoso entrenar con estrategias y decía que podía jugarse con distintos grados de tenacidad.

Este deporte se aprovechó también para ejercitar a los soldados romanos y durante la expansión del imperio lo llevaron hasta las islas británicas. Luego desapareció y no se tiene indicios de si pudo dar origen al rugby o al futbol.

Para combatir

La Edad Media representó un período de declive en las actividades deportivas. El emperador romano Teodosio abolió las justas olímpicas heredadas de Grecia en el año 394, así que alrededor de los años 476 y 1492 desaparecieron los deportes atléticos y se regresó al entrenamiento para el combate y la guerra. Sin embargo, se dieron actividades como los torneos, el tiro con arco y un juego de pelota denominado soule, en Francia.

La idea de este era llevar el esférico por campos abiertos entre grandes grupos hasta determinado punto. Las autoridades estaban en contra de este deporte, pues los competidores se salían del control.

Otra versión se dio en Inglaterra, el futbol de carnaval, indica el sitio Medievalum. En este, el número de participantes por equipo era ilimitado, lo cual permitió que, incluso, participaran pueblos enteros.

Prácticamente, cualquier forma de trasladar el balón a la meta contraria, a veces ubicada en el pueblo rival, era válida, menos matar a otra persona. La violencia de estos juegos llevó a que el rey Eduardo II emitiera una orden de suspensión para esta práctica el 13 de abril de 1314. Desde entonces, otros monarcas mantuvieron ciertas prohibiciones.

Algunas de estas modalidades todavía se practican en pueblos de Inglaterra, entre estos, Ashbourne, sobre todo antes de la Cuaresma.

Ya en el siglo XIX, con la Revolución Industrial, los ingleses comienzan a estandarizar las reglas de los distintos juegos de pelota, refiere el comentarista deportivo Francisco Aguilar. De esa cuenta, nace el rugby y más tarde el futbol moderno.

“Todos los juegos modernos nacen en Inglaterra”, afirma Aguilar, puesto que como sociedad industrial organizaron mejor sus períodos de ocio y tiempo libre, lo que les permitió que el sistema educativo evolucionara de la mano de la actividad física.

El Nuevo Mundo

Los españoles que arribaron al denominado Nuevo Mundo descubrieron que en este lado del planeta también se practicaban juegos.

Danza, deporte, ritual. Todo esto era el juego de pelota maya, denominado pok-ta-pok por los mayas, tlatchi en náhuatl y taladzi en zapoteca. Los primeros vestigios de estas canchas se remontan hacia el Clásico temprano (200 a 300) y se han encontrado cientos de estructuras de este tipo en distintas ciudades y períodos.

Otra muestra es el magnífico mural en Tepantitla, Teotihuacán, México, fechado entre los años 200 al 400. En este se plasmó un sinnúmero de formas de juego. En una de estas, se observan personajes impulsando la pelota con el pie, con un bastón o con la cadera.

El estudio de Christopher Martínez, presentado en el Simposio de Arqueología 2007, parte del análisis del Popol Vuh. Expone que para los mayas el juego de pelota tenía un significado sagrado muy profundo asociado a sus héroes gemelos y la naturaleza.

La mexicana Alida Zurita Bocanegra aporta detalles como características de la pelota, hecha de hule; el campo de futbol y los jugadores, costumbres que aún fueron recogidas por los primeros cronistas españoles.

Más al Norte

El estudio de Manuel Hernández Vásquez asegura que el juego de pelota mesoamericano se extendió hacia América del Norte, especialmente en el sur de Arizona, con la cultura hohokam, y en Nuevo México.

En Oceanía se dio también otra modalidad, conocido como marngrook, muy parecido al futbol australiano.

Hay quienes dudan si todas estas variantes tuvieron incidencia en el futbol actual. No se sabe con certeza. Lo que sí está confirmado es que desde tiempos remotos la pelota ha sido un motor para generar apasionados encuentros y mover multitudes.

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