Revista D

En busca del sueño

Rusia es el segundo país que recibe mayor número de migrantes.

La masiva afluencia de niños centroamericanos que viajan solos de manera ilegal puso en alerta las autoridades migratorias. (Foto Prensa Libre: tomada del sitio chiapasparalelo.com)<br _mce_bogus="1"/>

La masiva afluencia de niños centroamericanos que viajan solos de manera ilegal puso en alerta las autoridades migratorias. (Foto Prensa Libre: tomada del sitio chiapasparalelo.com)

En los últimos meses el mundo ha visto con alarma la oleada de niños migrantes centroamericanos que viajan de manera ilegal y sin compañía hacia Estados Unidos. Pero los grandes desplazamientos humanos no son un tema nuevo, han sido una constante a lo largo de la historia.

La afluencia de los niños de los países del Istmo, interceptados por las patrullas migratorias, ha provocado una crisis humanitaria, pues los albergues, donde quedan detenidos, han rebasado su capacidad.

Se calcula que 90 niños de Guatemala, El Salvador y Honduras cruzan diariamente la frontera suroeste de EE. UU. De esa cuenta, desde octubre del 2013 han sido detenidos 57 mil menores de edad que entraron en forma ilegal a la Unión Americana, de acuerdo con los datos proporcionados por el gobierno estadounidense y publicados por la agencia de noticias AFP, en julio.

Pero del otro lado del Atlántico las cosas tampoco varían mucho. Si bien EE. UU. es el país que recibe mayor número de inmigrantes en el planeta: 19.8 por ciento —45 millones 785 mil 90—, según el informe World Population Policies 2013, le siguen Rusia, con 4.8 por ciento; Alemania, 4.3 por ciento; Arabia Saudita, 3.9 por ciento; y Emiratos Árabes Unidos, 3.4%. Continúan en la lista Reino Unido, Francia, Canadá, Australia, España e Italia.

Desde 1991, después de la desintegración de la Unión Soviética, Rusia es atractivo para los migrantes, ya que cada año necesita entre 800 mil y 1.5 millones de trabajadores para compensar la reducción de su fuerza de trabajo. El pago, aunque no es muy bueno, supera al de sus países vecinos, ya que el salario mensual medio en Tayikistán, por ejemplo, es de US$13, mientras que en Rusia es de US$200, según la Organización Mundial del Trabajo.

El mismo informe indica que al menos uno de cada tres hogares de Tayikistán o Moldova tienen un trabajador migrante en Rusia que envía a casa un promedio de US$100 al mes. Lo mismo sucede con ciudadanos de Ucrania, la región del Cáucaso —en particular, de Armenia y Georgia— y Asia Central.

Caso dramático

Cientos de africanos luchan cada día por ingresar ilegalmente al Viejo Continente. En mayo pasado, por mencionar un caso, cerca de 400 subsaharianos saltaron la triple valla fronteriza de siete metros de alto en Melilla, España.

Con el afán de escapar de la miseria de sus respectivos lugares de origen, los africanos improvisan con escaleras rudimentarias para subirse a este muro metálico. Otros mueren ahogados al intentar entrar por el Mediterráneo.

Antes de saltar esas paredes, los subsaharianos han permanecido durante meses en condiciones infrahumanas, escondidos en los bosques o en las poblaciones marroquíes próximas a Ceuta y Melilla, después de haber hecho un largo viaje, según reporta un cable de la agencia EFE.

En América del sur

A principios del siglo XX, en Estados Unidos ingresaba un millón 300 mil migrantes al año. Fue el primer país en acoger oleadas masivas de ilegales, según la revista Muy Interesante.

Ese ejemplo lo seguirían Australia, Canadá, Argentina, Brasil y Uruguay. Estas tres últimas naciones recibieron hasta 1940 a 12 millones de personas, sobre todo italianas, españolas y portuguesas.

Julia González, coordinadora ejecutiva de la Mesa Nacional para las Migraciones en Guatemala (Menamig), comenta que las migraciones responden a un problema estructural de múltiples causas, en donde la principal es que el Estado no es capaz de garantizar los derechos económicos, sociales y de seguridad de la población.

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