El diseñador se abstuvo de salir a saludar al final, contrariamente a lo que había hecho furtivamente en Londres tras al desfile de su colección de alta costura, en enero pasado. Una discreción conforme al espíritu de la marca, cuyo fundador Martin Margiela -que hoy ya no forma parte de la casa- siempre cultivó, junto al anonimato y al secreto.
Sobre una pasarela con reflejos desfilaron modelos con toques de excentricidad característicos del diseñador británico de 54 años nacido en Gibraltar.
Algo novedoso
Hubo cabelleras de color anís o rojizas, calzados con piel y maquillajes multicolores. Y el refinamiento de un vestido largo negro con encaje contrastó con guantes que recordaron el de una ama de casa. En un guiño a los códigos de la Maison Margiela, el vestido llevaba una etiqueta blanca en la parte delantera.
El diseñador también dio rienda suelta a su lado romántico, con modelos estilo retro, flores estampadas sobre terciopelo, plumas y calzados con correas. En esta colección que “celebra la inocencia”, según el comunicado que acompañó a la presentación, “la vestimenta cuestiona la idea de conformidad” .
La colección era muy esperada en el mundo de la moda, por la curiosidad de ver qué resultado daba la asociación entre un diseñador de estilo extravagante y una marca famosa por su minimalismo, su gusto por la deconstrucción de las prendas y el reciclaje.
En enero pasado, el británico había escogido Londres como plaza para regresar a la pasarela al presentar una colección de alta costura para Maison Margiela, que fue elogiada por una mayoría de observadores especializados y que dio muestras de un nuevo comienzo.
Durante el retiro de Galliano logró mantener el respaldo de algunas figuras importantes del mundo de la moda, como la modelo Kate Moss o la editora de Vogue Estados Unidos, Anna Wintour, que este viernes presenció el desfile en primera fila.