Consejos con sabiduría

Este tema de los matrimonios en crisis o que naufragan despierta tanta inquietud en la vida de las personas que hace tomar acción a los lectores para expresar también sus opiniones y sus vivencias, para descargar ese peso que a tantos hogares agobia.

Es una pena, sí, que por el espacio que disponemos no todos los mensajes puedan publicarse, pero lo importante aquí es que exista comunicación y que las experiencias se puedan compartir y sirvan de prevención y de ejemplo.

Las crisis en el matrimonio son producto de causas reconocidas, pero que no se descubren a tiempo. En los casos que sí se conocen se siguen manteniendo paradigmas y miedos, que no dejan a la pareja tomar una decisión sensata, sabia y valiente.

Entre los muchos mensajes que he recibido sobre este tema, publico el interesante comentario de la asociación Encuentro Matrimonial Mundial en Guatemala, que comparte su punto de vista sobre las crisis matrimoniales y que puede ser un valioso apoyo para los cónyuges en crisis. Quienes así deseen pueden escribir a los siguientes correos: julioylety@hotmail.com y mn@encuentrosmatrimonal.org.gt, teléfono (502) 5525-7658/9.

Su mensaje dice: Nuestro Dios le acompañe en su caminar. Leer su artículo nos ha invitado a escribirle, pues coincidimos en aspectos puntuales, tales como el gran pesar por los matrimonios que no superan una crisis a lo largo de su vida.

Creemos que la clave la menciona usted como causas bien identificadas, pero que no se descubren a tiempo y enumera algunas. Pero si profundizamos en el punto, podremos ver que las causas mencionadas son resultado final, y el origen de las mismas es la falta de comunicación y oración en pareja.

Cuando hablamos de comunicación, no nos referimos a la conversación habitual que ocurre entre seres humanos, sino a la entrega del uno al otro, a través de comunicar los sentimientos que son los que reflejan el interior de cada uno, y esto fortalecido con la oración en pareja, es lo que nos permite estar preparados para enfrentar las causales de crisis.

El análisis del caso que describe es a nuestro criterio muy objetivo, pero es consecuencia de una enfermedad —pérdida de comunicación y oración— que no fue tratada a tiempo, teniendo que concluir en una opción terminal.

Gracias a Encuentro Matrimonial por estas reflexiones. Solo deseo finalizar con este párrafo:

Para una oración efectiva y práctica se debe hablar con Dios sencillamente y con naturalidad, diciéndole todo lo que hay en su pensamiento, sin palabras rebuscadas, sino en su propio lenguaje.

rina.montalvo@gmail.com

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