Los comunitarios han promovido el ecoturismo, con el avistamiento de aves, y la principal atracción es el quetzal. Sin embargo, se quejan de no haber recibido apoyo de las autoridades, a pesar de que la reserva boscosa tiene unos 344 mil metros de extensión.
En los últimos cinco años los residentes del lugar han formado veredas para facilitar el paso hacia la cima de las montañas boscosas de la reserva, donde habita gran variedad de aves.
Cuidan la naturaleza
“Como comunitarios hacemos lo que podemos para proteger la fauna y flora de este lugar, y en nuestros estatutos internos está prohibida la caza de animales y aves en peligro de extinción, para conservar lo poco que tenemos”, expresó Haz.
Marco Hernández, residente de la comunidad, dijo que cuidan los árboles que tienen al alcance y actualmente han identificado algunos nidos del ave símbolo, lo que ofrece un espectáculo sorprendente, ya que vuela entre las ramas.
“En esta área tenemos un potencial turístico, pero necesitamos que las autoridades nos apoyen. A pesar de que hemos solicitado mejoras para el camino que conduce a nuestra comunidad, no han hecho nada, y en cuanto a las reservas naturales, no sabemos en qué categoría está”, expresó Hernández.