Quetzaltenango

Don Checha, el septuagenario que desafía al coronavirus porque debe pagar su alimentación y el cuarto que alquila

César Augusto Gómez, de 70 años, llega en bicicleta a lavar carros a domicilio en Xela.

Cesar Augusto Gómez lava carros desde hace 18 años, pero por la  calamidad disminuyó la cantidad de sus clientes. (Foto Prensa Libre: María Longo)

Cesar Augusto Gómez lava carros desde hace 18 años, pero por la calamidad disminuyó la cantidad de sus clientes. (Foto Prensa Libre: María Longo)

Gómez, de 70 años, empieza a trabajar a las ocho horas, se le observa por distintos puntos de la ciudad de Quetzaltenango, viaja en bicicleta, con un envase plástico, trapos y una mochila; para él la frase “quédate en casa” no es posible porque debe pagar la renta de un cuarto y su alimentación.

Don Checha, como lo llaman algunos de sus clientes, tiene 18 años de lavar carros, su área de trabajo era frente a la sede del Ministerio Público (MP), en la zona 3 de Xela, pero a causa de la crisis por el coronavirus y la suspensión de labores se quedó sin clientes.

El adulto mayor le contó las penas que tenía a una de sus clientas y le dijo que pensaba en “todo eso del punto com”, alternativas digitales que escuchaba con sus clientes, la mayoría, abogados y trabajadores del MP.

La mujer le tomó una foto y luego la compartió en las redes sociales, la respuesta fue positiva, recibió varias llamadas a su celular 5813 0711.

César Gómez llega a donde sus clientes se lo pidan para ganarse su sustento diario. (Foto Prensa Libre: María Longo)

Para cumplir con su labor, Gómez se traslada en su bicicleta hasta la casa o trabajo de sus clientes, ofrece lavado, pulido y lustrado de vehículos.

Según relató, al día lava al menos ocho carros, cobra Q15 por sus servicios, lo recaudado le sirve para comprar comida y pagar la renta del cuarto donde vive solo.

Q15 cobra Gómez por el servicio completo de limpieza del automóvil. (Foto Prensa Libre: María Longo)

“No me gusta depender de nadie y tampoco molestar”, expresó Gómez.

La bicicleta y el celular fueron un obsequio de dos abogados que son sus clientes. “Hay muchos que me han tomado cariño”, los presentes los recibió previo a la calamidad. Por ahora se le hace difícil usar el celular, pero trata de adaptarse; previo a tener la bicicleta, iba a su trabajo a pie.

César Augusto Gómez no puede quedarse en casa porque debe trabajar para su sustento diario. (Foto Prensa Libre: María José Longo)