Guatemala

Muerte de 63 bebés se atribuye al agua sucia

Fiscales han localizado a 40 madres en las aldeas remotas de Santa Rosa.

El área donde el año pasado funcionaba el pozo que abastece al Hospital de Cuilapa luce abandonada. El agua no fue clorada y eso costó vidas humanas. (Foto Prensa Libre: Oswaldo Cardona)

El área donde el año pasado funcionaba el pozo que abastece al Hospital de Cuilapa luce abandonada. El agua no fue clorada y eso costó vidas humanas. (Foto Prensa Libre: Oswaldo Cardona)

El agua del pozo que abasteció al Hospital Regional de Cuilapa, en donde fallecieron 63 recién nacidos en el segundo semestre del 2015, estaba contaminada, según  investigaciones de la Fiscalía de Delitos contra la Vida.

El hospital recibió un caudal de agua municipal  que contaba con los niveles de cloración adecuados,  no así la del pozo del nosocomio, según informe de la Supervisión de Saneamiento Ambiental de Santa Rosa, de septiembre del 2016.

El personal de Salud que verificó la situación, por requerimiento de la Dirección de Epidemiología del Hospital,  determinó que el pozo tenía maleza a su alrededor, tanques de almacenamiento que requerían limpieza  y fugas.

Pese a que se sugirieron tres formas de cloración de los tanques, una inspección posterior descubrió que no se siguieron  las recomendaciones.

La limitación de espacio físico en los hospitales, la rotación de equipo sin observar las medidas de esterilización debidas y los insumos limitados son algunas de las amenazas que se ciernen sobre las salas de neonatos, explicó el infectólogo Carlos Graziosso.

A esto se suma que el personal de apoyo debería tener una relación de dos pacientes por una enfermera, pero esta correspondencia es de ocho internos a uno en los hospitales públicos, agregó el profesional.

La esperanza de vida de los neonatos aumentó, y eso hace, al mismo tiempo, más largas las estadías de estos pacientes en los nosocomios, comentó el profesional.

El infectólogo Mario Melgar enumeró los factores claves para evitar el contagio en las salas de neonatos: la higiene de manos, con el equipo y jabón adecuados; suficiente personal, un buen manejo de la guía vascular —que incluye la instalación de catéteres y canalizaciones—, la esterilización adecuada y el uso de antisépticos idóneos, entre muchas medidas que deben considerarse.


A ese resultado se suma la información proporcionada por médicos y padres de pacientes  a los investigadores. Ellos aseguraron que no había jabón clínico para lavarse las manos, un procedimiento básico en cualquier nosocomio.

El Comité de Vigilancia Epidemiológica del Hospital suscribió varias actas en las que se discutió la falta de insumos para garantizar las medidas sanitarias básicas, las cuales no atendió el entonces director.

La llegada de un bebé portador de la bacteria Klebsiella a la sala de neonatos agravó la situación hospitalaria, según fuentes del Ministerio Público (MP).

Esa bacteria es causante de infecciones en los tejidos blandos, el tracto urinario y en heridas quirúrgicas, así como neumonías y sepsis (infección en la sangre).  

Hasta ahora, la Fiscalía logró localizar en las aldeas más recónditas de Santa Rosa a 40 madres de niños fallecidos, quienes viven en extrema pobreza.

Muchos de los recién nacidos murieron como consecuencia de bronconeumonías o neumonías.

Las madres contaron que debieron aportar desinfectantes, toallas húmedas y pañales porque el hospital no podía proveer esos insumos.

La Fiscalía pidió requisiciones de compras para determinar qué productos y en qué cantidades solicitó el nosocomio.
Por ahora, pese a esas informaciones, se descarta mala práctica médica.

Una bodega en mal estado

Las denuncias que presentó Margarita Cortez, quien asumió la dirección del hospital  de Cuilapa en octubre del 2015, revelan otras deficiencias en el almacenamiento de los insumos.

“Insumos de limpieza existían. Encontramos, incluso, galones de desinfectantes que se estallaron, aparentemente”, informó la funcionaria  en una conversación telefónica con Prensa Libre.

“Había, además, jabón clínico para hacer el lavado de manos, toallas interfoliares —para secarse—, en cajas que estaban parcialmente dañadas”, detalló Cortez. “Había mucho producto destruido”, agregó.  

Cortez reconoció que no había insumos ni material médico quirúrgico.

El paro de los médicos

En septiembre del 2015, Prensa Libre publicó que la sala de urgencias y de consulta externa de ese hospital habían cerrado sus puertas por  falta de insumos.

Los médicos expresaron en esa ocasión que el  paro sería indefinido hasta que el hospital fuera abastecido.

Los facultativos alertaron también sobre la falta de 68 insumos  vitales para atender a diario la demanda. En medio de esas denuncias, el entonces director fue destituido.

Según una denuncia presentada en el MP, el hospital gastó Q3.9 millones en compras fraccionadas.

Hasta septiembre recién pasado, el mencionado centro asistencial permanecía en la lista del Ministerio de Salud entre los nosocomios con las más altas cifras de muerte neonatal, junto con el General San Juan de Dios, Roosevelt y el de Cobán.  

“Nuestro sistema de Salud está colapsado en su totalidad, en sus espacios físicos, en su logística, en su capacidad. Es increíble cómo no fallecen más niños en medio de tantas limitaciones”, lamentó el infectólogo Carlos Graziosso.  

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