El jueves pasado, la SAT reveló que la recaudación neta, al cierre del 2015, alcanzó los Q49 mil 724.3 millones y quedó 9.1% por debajo de la meta fijada.
Mientras que el PIB calculado para el año fue de Q487 mil 250.2 millones. La carga tributaria se entiende como el porcentaje de ingresos tributarios respecto del PIB (producción de un país durante un año).
Crisis sin crisis
“Llama la atención que esta crisis fiscal se da sin que haya una crisis económica. En el pasado han existido reducciones fuertes en cargas tributarias, pero asociadas con crisis económicas”, afirmó Juan Alberto Fuentes Knight, exministro de Finanzas.
En el 2009, cuando Fuentes encabezaba el Ministerio de Finanzas, se produjo una caída drástica de ingresos tributarios, generada por una crisis económica mundial que también impactó al país.
Ese año, la recaudación neta llegó a Q31 mil 727.5 millones, 4.9% menos que los ingresos netos del 2008.
Fuentes coincidió con puntos de vista expuestos por Abelardo Medina, consultor del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), y María Antonieta de Bonilla, exministra de Finanzas, respecto que la debilidad institucional fue uno de los aspectos que más impactaron al ente recaudador.
Aunque también refieren que otro impacto importante fue la disminución de los precios internacionales del petróleo, indicador que tiene relación con el IVA de importación.
“Hay un deterioro de la SAT que se refleja en la baja del IVA de importaciones, pero no solo depende del precio del petróleo”, comentó Fuentes.
El exministro agregó que la falta de control de la SAT no solo se refleja en las aduanas sino también en el impuesto sobre la renta (ISR), ya que varias empresas se han trasladado del régimen de ingreso neto al de ingreso bruto, impulsadas por la baja en las tasas y gastos deducibles, pero que requiere más controles del fisco, los cuales, a criterio de Fuentes, no se han logrado cumplir.
“En una situación de descalabro institucional, las empresas prefieren estar en un régimen del ISR donde no se les controla”, añadió.
De Bonilla señaló que antes de pensar en nuevas reformas fiscales se deben dejar madurar los cambios tributarios que se efectuaron desde el 2012; sin embargo, insistió en la necesidad de fortalecer la SAT.
Otras fuentes opinan que es necesario retomar el Pacto Fiscal para establecer medidas que permitan mejorar ingresos, pero también controlar los gastos.
Al respecto, Fuentes dijo que eso se podría tomar a mediano o largo plazo, pero que en la actualidad hay una necesidad urgente de avanzar en la reestructuración de la SAT y en el nombramiento de una persona para dirigir esa institución.
Según su criterio, lo aconsejable es que el superintendente dependa del ministro de Finanzas y que en lugar de contar con un directorio, sean un consejo asesor y un tribunal interno no involucrados con las decisiones básicas de la SAT.