El nombramiento del abogado Juan Francisco Solórzano Foppa como nuevo superintendente generará estabilidad en la institución y un respaldo de confianza, porque es una persona que proviene del Ministerio Público (MP), donde se desempeñaba como criminalista y agente fiscal.
Exfuncionarios de la SAT se vieron involucrados en casos de corrupción que fueron descubiertos en el 2015.
Se vincula al expresidente Otto Pérez Molina y la ex vicepresidenta Roxana Baldetti.
Varios procesos se han focalizado en aduanas y otros relacionados con alterar resoluciones por auditorías y devolución de crédito fiscal.
Del 2012 al 2015, la SAT no alcanzó metas.
“Tiene una debilidad, porque no cuenta con carrera tributaria, pero goza de apoyo político y eso pesará en sus decisiones”, opinó Juan Carlos Paredes, consultor fiscal.
La misma opinión espresa el politólogo Jahir Dabroy, quien señala que la designación de Solórzano —quien investigó expedientes de corrupción en la SAT—, será el “engranaje” de coordinación con la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) y el MP.
“En los próximos seis meses saldrán casos grandes por evasión o fraude fiscal”, afirmó.
El politólogo expuso que aunque Solórzano no conozca a profundidad el manejo de la política fiscal, investigará más procesos de corrupción en el órgano recaudador.
El 19 de febrero pasado, el día que se instaló una mesa técnica en el Congreso para discutir las reformas a la Ley Orgánica de la SAT, el presidente Morales ordenó el cambio de los integrantes del Directorio, y el pasado miércoles nombró al superintendente.
Prioridades
Donato Monzón y Carlos Enrique Dávila, integrantes del Directorio, expusieron que las prioridades de trabajo se enfocarán en el servicio aduanero y la reducción de la evasión de los impuestos sobre la renta (ISR) y al valor agregado (IVA).
“Queremos trabajar en una sola dirección y en una propuesta integral”, afirmó Monzón.
Dávila dijo que las acciones más inmediatas se centrarán en el control de las aduanas.
Ambos directores enfatizaron que uno de los retos será recuperar la moral tributaria y la confianza de los contribuyentes en la SAT, luego de los casos de corrupción que han salido a luz pública desde abril del 2015.
Sobre las metas de recaudación previstas para este año, los indicadores se revisarán porque, según los directores, “hay que hacer grandes esfuerzos para lograrlas, sobre todo en las medidas administrativas”.
Para este año se proyecta una recaudación de Q53 mil 850.4 millones, recursos que se destinarán a financiar el presupuesto de este año.
Mario Garza, representante para Centroamérica del Fondo Monetario Internacional (FMI), opinó que la designación de Solórzano genera confianza.
“Es un nombramiento positivo, porque se conformaron equipos en el Directorio para poder trabajar en la revitalización de la SAT”, opinó.
El FMI, dijo Garza, mantendrá apoyo, sobre todo en aduanas.