El indicador registró un crecimiento de 16% y por dos años consecutivos no hubo ahorro.
Al pago por la importación de los derivados del petróleo se le conoce como factura petrolera y constituye uno de los rubros más importantes de los bienes importados.
Eso significa que se destinaron más divisas para la compra de los derivados.
Estructura
Las estadísticas detallan que el monto por las importaciones fue de US$2 mil 726.5 millones, lo que representa unos Q20 mil 476 millones.
El incremento fue de US$385 millones —Q2 mil 726.5 millones—, que es el monto que los consumidores pagaron más, comparado con el 2017.
En ese período la factura fue de US$2 mil 341 millones, pero en el 2016 el monto fue menor, en US$1 mil 958.8 millones, según las cifras de la Dirección General de Hidrocarburos (DGH) del Ministerio de Energía y Minas.
Durante el 2018, el indicador venía con una tendencia de crecimiento que se materializó con las cifras de cierre.
La explicación del aumento de la factura es la variación de precios del mercado internacional de los derivados del petróleo, en los cuales se incluyen las gasolinas, diésel, gas, búnker, asfalto, petcoke, butano, kerosina y combustible turbo jet.
La cotización promedio del barril de petróleo en 2018 fue de US$64.77 y desde mediados de octubre registró una reducción de alrededor de US$25 por barril, según un informe de la banca central, mientras que en el 2017 fue de US$50.95.
El pasado viernes, el precio del barril de petróleo cerró en US$55.26 en la Bolsa de Nueva York, que es el precio de referencia para Guatemala.
La tendencia también impactó a El Salvador, que reportó que la factura creció 23%, por un monto de US$1 mil 588 millones, o sea US$299 millones más.
Significativo
El reporte de la DGH señala que luego de tres años con una relativa estacionalidad, la factura por la compra de diésel superó los US$1 mil 31 millones en 2018.
Este producto registró una tasa de crecimiento del 22%, por un valor adicional de US$185 millones. La factura en 2017 ascendió a US$845.3 millones.
En el historial se indica que el costo por la importación en 2016 fue de US$718.1 millones; en 2015, US$816 millones, y en 2014, US$1 mil 268 millones.
En segundo lugar, está la gasolina regular, por US$529.8 millones y un incremento de US$109 millones, o sea 10% más, mientras que para la gasolina superior el costo fue de US$600 millones y significó un aumento de US$54 millones más; es decir 10%.
Sergio Recinos presidente @Banguat expone proyecciones económicas a socios @construguate. Resaltó que precio del barril de petróleo mantiene tendencia alza pero moderada influida por distintos factores. @prensa_libre @Economia_pl pic.twitter.com/6EBmkfo045
— Urías Gamarro (@ugamarro_pl) January 24, 2019
Solo esos tres derivados acumularon US$348.5 millones, que representan el 90% del incremento.
En general, el aumento en la factura de estos tres productos se debió al factor precio, ya que el barril de petróleo a escala internacional fue más alto respecto del 2017, indica un análisis de la Asociación Guatemalteca de Expendedores de Gasolina (Ageg).
El comportamiento alcista se presentó, sobre todo, en el primer semestre del año.
Demanda
En lo que respecta al consumo, este creció 3.7%, en sintonía con el desempeño de la economía, que fue de 3%.
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El año pasado se consumieron 35.8 millones de barriles de 42 galones, o sea un millón 308 mil más que en el 2017, cuando fue de 34.5 millones de barriles.
De nuevo el que más pondera en la estructura es el diésel, con 12.4 millones de barriles y una tasa de crecimiento del 2%, o sea 254 mil barriles, seguido de la gasolina regular, con 6.2 millones de barriles, 8.2% de crecimiento; y la superior, 6.8 millones de barriles, en la cual se mantuvo estable el consumo.
Tendencia
El Banco de Guatemala proyecta tres escenarios en el comportamiento del precio internacional del petróleo para este año.
El escenario alto es de US$68.86, mientras que el medio o núcleo, de US$60.51, y el bajo, US$52.16.
Entre los riesgos al alza hay interrupciones en el suministro por factores geopolíticos y la extensión de los recortes a la cuota de la producción de los países miembros de la Opep.
Los riesgos identificados a la baja son una menor demanda mundial, ante la materialización del crecimiento de la economía, y una mayor producción de esquisto en EE. UU.
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