Respecto a tipos de café, la producción es similar al ciclo 2021-2022, cuando el grano estrictamente duro representó el 82% de esa cosecha y al 31 de agosto se habían exportado 3 millones 609 mil 320 quintales de café oro, lo cual representa una baja de -11% comparado con 4 millones 56 mil 723 de la cosecha anterior (2021/2022).
En cuanto a las divisas, a esa fecha totalizaban US$888 millones 229 mil 790, una caída de -16% respecto de los US$1 mil 60 millones 902 mil 885 del año anterior, añade la entidad. En buena medida, esto se debe a que el precio promedio ha bajado (se sitúa en US$246.09 el quintal, menor en 5.9% comparado con el promedio de US$261.52 en el año anterior).
En los datos oficiales del Banco de Guatemala (Banguat) el café aparece como el segundo producto de mayor exportación, después de los productos de vestuario y textiles, con US$773.8 millones exportados del 1 de enero al 31 de julio del 2023 (valor FOB). No obstante, ya se observaba tendencia a la baja con US$125 millones menos (-13.9%) y en volumen, la reducción fue de -6.9%.
Recientemente, el presidente de Anacafé, José Tulio González, expuso que cada año cafetalero es diferente y generalmente el ciclo tiende a ser bianual. Eso significa que un año se produce más y otro, menos. En esa ocasión, explicó que las cosechas también están regidas por el precio del contrato internacional en la bolsa de valores de café y están sujetas a mucha volatilidad.
Respecto a la producción, explicó en septiembre último que las causas que han provocado la baja son la ausencia de manejo de tejido (cafetales sin podas), escasez de mano de obra, falta de liquidez económica para compra de insumos agrícolas, variabilidad climática y cambio de uso del suelo, entre otras.
El fenómeno de El Niño
Consultado sobre el tema climático en el ciclo productivo y la cosecha, González expuso que como sector, se le da seguimiento al comportamiento de plagas y enfermedades a través del monitoreo constante en cada región cafetalera del país y que los datos a septiembre de este año muestran que la incidencia, principalmente de broca del café y roya, tiene un comportamiento normal.
“Pero se pudo observar en los meses de junio y julio cierto déficit de lluvias en algunas zonas, aspecto que influyó en el retraso de las siembras que se acostumbran en dichos meses, así como la aplicación de fertilizantes. Pero, el ciclo ya se normalizó”.
Reporta también que la intensidad de las lluvias en agosto ocasionó algunos daños en infraestructura en zonas cercanas al área cafetalera de Huehuetenango y Quiché, mientras que existe preocupación sobre los efectos de El Niño en la actividad ciclónica del Atlántico, ya que el número de huracanes y la intensidad de estos tiende a aumentar. Ese aspecto se traduce en daño a infraestructura vial, sobre todo en época de cosecha.
“De fortalecerse el Niño, los efectos negativos en el cultivo del café podrían presentarse en mayor proporción en el 2024”, añade.
A mediados de septiembre, el Centro de Predicción Climática de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), publicó en su boletín mensual que El Niño se extenderá hasta el trimestre enero-marzo del 2024 con un 95% de probabilidad, lo que puede representar una reducción de las lluvias en ese período.
Programas
Anacafé lleva más de 2 años implementando el Programa de Rentabilidad Sustentable, que promueve el desarrollo integral del país a través del incremento de la productividad y rentabilidad de la caficultura, haciendo más eficiente el parque cafetalero actual.
Se fundamenta en los tres principios de gestión (o administración) de la empresa cafetalera: técnico agronómico, administrativo y financiero; y como parte de este programa, se han establecido 69 unidades productivas modelo y 1 mil 919 unidades productivas réplica.