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¿Pero cómo conocer en por qué son pobres los pobres? Es allí donde entre lo valioso del Índice de Pobreza Multidimensional (IPM).
Este es una medida que considera las privaciones o carencias que tiene una población vulnerable, y para el caso Guatemala fue construido por el Ministerio de Desarrollo Social (Mides).
El IPM para Guatemala está conformado por cinco áreas que son: salud y seguridad alimentaria y nutricional, educación, empleo digno, vivienda y acceso a servicios básicos.
Estas se subdividen en 17 indicadores de los cuales cierta población puede estar privada de uno, varios o todos.
Cuando una persona carece de cinco de estos indicadores ya puede considerarse multidimensionalmente pobre, ya que está privada del 30% de estos indicadores.
De acuerdo con Sergio Rosales, asesor profesional de la Subdirección de Evaluación Social del Mides, el 61.1% de los guatemaltecos son multidimensionalmente pobres, de estos, a casi la mitad carece de 7 a 8 de los indicadores.
La incidencia de la pobreza en el área rural es el doble de la reportada en el área urbana, con 40.3% y 82.5% respectivamente, en la segunda, la población sufre entre 8 y 9 privaciones a la vez.
“Probablemente en el área urbana ya tengamos satisfecho saneamiento, energía eléctrica, pero quizá tengamos más problemas de trabajo infantil, más problemas de inasistencia escolar, por lo que estas son distintas según el área”, agrega Rosales.
El experto menciona que en el norte del país los pobladores, incluso, carecen de la hasta de 10 de los indicadores medidos.
Gustavo Arriola, coordinador del Informe Nacional de Desarrollo Humano del PNUD, indica que el IPM está dirigido a servir de base para del desarrollo de políticas públicas. El problema es que eso no se ha traducido en que los ministerios tomen este análisis para desarrollar sus políticas. “Ese es el gran desafío”, refiere.
Arriola añadió que cualquiera que sea el índice que se utiliza para medir la pobreza en Guatemala -por consumo o monetaria o el IPM-, el resultado no presenta grandes diferencias, y al final, “se puede afirmar que tres de cada cinco guatemaltecos están en pobreza independientemente de la medida”.
La mayor privación
En educación es donde hay más carencias ya que ocho de cada 10 personas viven en hogares con menos años de escolaridad.
Un hogar se considera privado de educación cuando hay al menos un menor de 17 años que no asiste a la escuela, y no ha alcanzado nueve años de estudio. También si dentro de la familia un menor de siete años permanece con cualquiera de sus padres en el lugar de trabajo, lo cuidan los vecinos o amigos mientras sus papás laboran, o en el peor de los casos permanece la mayor parte del tiempo solo en casa.
La tasa de privación de escolaridad es mayor para la población indígena, que alcanza el 78.5%, mientras que para la población no indígena es del 47.5%.
Estas cifras concuerdan con los registros que presenta el Ministerio de Educación (Mineduc), que reflejan debilidades en la cobertura escolar. Cerca de 1.5 millones de niños y jóvenes están fuera del sistema educativo, y la tasa neta de escolaridad descendió 4.3% en seis años, según un reciente estudio del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien).
La poca inversión pública en educación es parte del problema. El Estado invierte solo Q47 mil en cada niño desde que ingresa a preprimaria hasta que finaliza tercero básico, una de las cifras más bajas si se compara con otros países de la región, como Honduras, que gasta US$9 mil 650 —unos Q74 mil—, datos que arrojó la prueba internacional Pisa para el Desarrollo (Pisa-D) publicada en diciembre pasado.
Hasta ahora los recursos destinados a educación se centran en la primaria, donde por cada grado que un niño cursa se desembolsan al año cerca Q5 mil 261, mientras que en el nivel básico el monto se reduce a Q3 mil 546.
Al hacer el cálculo general, cerca del 60% del presupuesto de Mineduc se destina al nivel primario, mientras que para la preprimaria se invierte el 14%, básicos 7% y diversificado 4%.
Segundo indicador
El 52.72% de las personas se encuentran en privación de un empleo digno, otro de los indicadores, por lo que este es el segundo más alto en el IPM.
Se dice que un hogar está privado empelo digno cuando al menos una persona está en sector informal, es empleador, empleado o bien obrero en una empresa con menos de seis trabajadores. También se cuenta a los individuos que laboran por cuenta propia -quedan excluidos profesionales, técnicos con 12 años de escolaridad o más-, los familiares no remunerados y los que trabajan en el servicio doméstico.
También, si al menos un niño menor de 17 años trabaja en un hogar, y debido a ello no estudia y tiene menos de nueve años de educación completos.
1.1%registra el indicador de cuidado infantil, el la privación con menor porcentaje en el IPM.
El siguiente indicador con alto porcentaje en el IPM es combustible para cocinar con el 39.4%. Acá se considera que un hogar está privado cuando utiliza leña para cocinar y no tiene una salida de escape para el humo.
El informe elaborado por el Mides indica que un 34% de la población se encuentra en pobreza multidimensional y sufre de inseguridad alimentaria al punto de padecer hambre.
Los otros indicadores que se miden para establecer el IPM del país son acceso a servicios de salud, embarazo en adolescentes, cuidado prenatal, asistencia escolar, rezago educativo, materiales de la vivienda, hacinamiento, acceso a agua, energía eléctrica, recolección de basura y saneamiento.
Rosales señala que conocer este índice resulta de vital importancia para desarrollar programas sociales que vayan directo a aliviar las necesidades de la población.
Aunque esto, a criterio de Arriola, no sería del todo posible si no se atienden primero aspectos como: Guatemala tiene un modelo económico excluyente -cerca del 70% de la población está fuera de la economía formal- y que el estado no es capaz de diseñar y concretar políticas sociales.
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