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¿Cómo impacta la desinformación y qué busca en la coyuntura crítica que atraviesa Guatemala?

Las redes sociales se ven colmadas de mensajes falsos que impactan en la percepción de los guatemaltecos, y en sus emociones.

Bloqueo en la Calle Martí, zona 6. Analistas coinciden con que la desinformación busca llevar a la población a enfrentarse. (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández)

Bloqueo en la Calle Martí, zona 6. Analistas coinciden con que la desinformación busca llevar a la población a enfrentarse. (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández)

Una gran cantidad de desinformación circula por estos días en las redes sociales, una de la más recientes, un audio en el que se indicaba que el Ejército saldría a las calles y daría un “golpe de estado” y disolvería el Congreso y al Organismo Judicial.

Rápidamente, la institución armada desmintió el mensaje y aseguró que su participación en cuestiones civiles u operativos solo se hacen en apoyo a las fuerzas de seguridad civiles y para el restablecimiento de la gobernabilidad y la seguridad.

Como ese mensaje, en las redes sociales han circulado otros que difunden supuestas acciones policiales, planes del Ejecutivo o el desabastecimiento de artículos y gasolina, con el fin es sembrar zozobra entre la población, coinciden analistas.

Al referido audio que aludía al Ejército le precedió una tanda de desinformación desde que estallaron las manifestaciones y bloqueos en contra de funcionarios del sector justicia a quienes la población exige la renuncia al acusarlos de deslegitimar el proceso electoral y la democracia.

Entre otras informaciones falsas también se encuentran las fotografías que mostraban a una gran cantidad de personas en una carretera y que aseguraban se trataba de supuestos “milicianos” de Huehuetenango que partirían desde Chiantla, en ese departamento, hasta llegar a la capital para despejar las vías bloqueadas, lo que alimento el temor de enfrentamientos violentos.

El Gobierno también ha tenido que aclarar en más de una ocasión que no restringirá las garantías constitucionales, como lo aseguran mensajes que circula en las redes sociales, de que Alejandro Giammattei podría decretar estado de prevención o de sitio.

Al inicio de la segunda semana de bloqueos, circularon en las redes fotografías y videos donde agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) bajaban cajas de un helicóptero, con un texto que aseguraba que descargaban gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes de la cumbre de Alaska. Las autoridades desmintieron el mensaje y dijeron que lo que bajaban de la aeronave era agua y alimentos.

Además, ha circulado desinformación sobre desabastecimiento de productos por los bloqueos. Asimismo, durante varios días se dio a conocer la destitución del ministro de Gobernación, David Napoleón Barrientos, que en más de una ocasión la institución desmintió, aunque finalmente renunció.

Hay intereses

Analistas coinciden en que la desinformación tiene el objetivo de confundir a la población y generar zozobra. Los mensajes pueden ser absoluta o parcialmente falsos o pueden ser anuncios de hechos que ocurren hasta después.

“Se trata de crear alarma dentro de la situación crítica que estamos viviendo en medio de este forcejeo para defender la democracia y que no invaliden los resultados electorales. Quieren crear un estado de confrontación”, opina Gustavo Berganza, analista e integrante de la Misión de Observación Electoral de Guatemala.

Asimismo, al analista le preocupan los mensajes de odio que se publica a la par de la desinformación, que consideran al adversario político un enemigo lo cual es “absolutamente perjudicial para la democracia” ya que estos pueden ser capaces de impulsar una actitud no pacífica de alguien hacia los bloqueos.

Entrada la tercera semana de estas muestras de inconformidad, ya se cuenta al menos un muerto en medio de los bloqueos —en Malacatán, San Marcos— y otras reacciones violentas de los propios ciudadanos para despejar las vías.

Estrategias

A consideración de Jorge Ortega, coronel en retiro y catedrático universitario, los mensajes falsos pueden ser parte de una estrategia que tiene como fin algo más que solo desinformar.

La desinformación puede ser parte de “una planificación estratégica dentro del accionar mediático, con los componentes psicólogos necesarios para sembrar la duda y cosechar incertidumbre”, subrayó el entrevistado, quien citó ejemplos históricos que permitieron, con la ayuda de la desinformación, botar gobiernos.

Por ejemplo, la campaña en contra de Marian Gálvez a quien en 1838 acusaron de envenenar los ríos cuando en realidad se trataba de una epidemia de cólera, o las radios clandestinas que en 1954 diseminaban desinformación sobre los avances y victorias del llamado Ejército de Liberación que derrocó a Jacobo Árbenz.

En la crisis actual, Ortega considera que hay dos bandos confrontados mediáticamente que requieren del apoyo de la sociedad y de la opinión pública para ser legitimados.

“Por ello establecen estrategias mediáticas para ganar adeptos por medio del lanzamiento de medias mentiras y medias verdades, con el objetivo de confundir, deslegitimar, generar incertidumbre —y— generar temor”, añade.

Los bloqueos ya dejaron un muerto, en Malacatán, San Marcos. Estos dos hombres son de los presuntos responsables que fueron detenidos por la Policía. (Foto Prensa Libre)

El exministro de Gobernación Carlos Menocal coincidió en que la desinformación procura “el enfrentamiento entre unos y otros”, entre los que bloquean las rutas y los que están desesperados por transitar. “Es evidente que hay alguien o algún grupo detrás de esta desinformación”, expuso.

A su juicio quienes se beneficiar de estas informaciones falsas o adulteradas con aquellos que buscan mermar la participación ciudadana en estos bloqueos o en las manifestaciones pacíficas. “Son mensajes bien pensados con la intención de mantener en angustia a la gente para que no participe en nada”, puntualizó.

Impacto psicológico

Los bloqueos son parte de una crisis general que atraviesa el país que también está dejando secuelas emocionales.

Una persona que viva con la preocupación de quedarse varado por horas en un bloqueo o porque le puede faltar alimentos o gasolina, puede experimentar sentimientos de inquietud y zozobra, así como frustración y enojo, afirma la psicóloga clínica Méshelle Kababié.

Si la situación no le permite retomar su rutina experimentará estrés que se verá reflejado a nivel físico y psicológico con síntomas como dificultad para dormir, dolor de cuello y espalda o problemas para concentrarse. También podría comprometer a las personas con algún problema crónico puesto que su sistema inmune decae.

Organizaciones indígenas han manifestado durante días seguidos frente al Ministerio Público. (Foto Prensa Libre: Juan Diego González)

“Además, las constantes malas noticias podrían generar ansiedad y depresión”, aseveró la psicóloga.

Añadió que todos, en cierta medida, pueden verse afectados emocionalmente, pero los más vulnerables son a quienes la situación les genere problemas para subsistir, por ejemplo, algunos comerciantes de la economía informal, más si tienen familia que dependa de ellos.

También son más susceptibles las personas que llevan días de permanecer en los bloqueos porque sus demandas no tienen respuestas y cada minuto que pasa su vida puede verse amenazada, dijo. Subrayó que aquellos que están más expuestos a la desinformación pueden alterarse con más facilidad.

Para tratar de manejar el estrés que genera la crisis, Kababié recomendó compartir actividades de alegría y agradecimiento con la familia, confirmar con medios confiables noticias que pueden parecer alarmantes, así como distraerse y ocuparse. “Ocuparnos es la contraparte de preocuparnos, algunos pueden manifestar de forma pacífica, otros pueden llevar ayuda. La sensación de hacer algo es gratificante”, refirió.

Las protestas son en contra de Consuelo Porras, Rafael Curruchiche y Fredy Orellana, a quienes acusan de querer dar un golpe a la democracia. (Foto Prensa Libre: María René Barrientos)

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