EDITORIAL

Una rotunda victoria para la unidad europea

A sus 39 años, Emmanuel Macron no solo es el presidente electo más joven de Francia sino el rostro de la unidad europea, la encarnación del rechazo al populismo y a cualquier extremismo político. Estos comicios también constituyen un claro rechazo al estruendo de las redes sociales y el ataque de quienes buscaron incidir en el proceso electoral mediante ataques cibernéticos en las horas previas a la elección.

El nuevo mandatario francés logró unificar en torno de su candidatura a otras corrientes políticas cercanas al centrismo que lo caracteriza, con lo cual alcanzó el 66 por ciento de los votos contra un 34 por ciento de su rival, la candidata del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, pero también con un claro mensaje a los políticos tradicionales que fueron castigados desde la primera vuelta.

Europa también respira tranquila, porque de momento se detiene la amenaza soberanista y se abre la oportunidad para una mayor integración con este nuevo rechazo a una mayor división de la Unión Europea, a través de una opción más moderada para la conducción de una nación también fragmentada, que a partir de ahora inicia una nueva etapa.

Macron constituye un fenómeno en la política mundial, porque su meteórica carrera política empezó hace apenas un año, cuando fundó su partido En Marcha, centrista, luego de abandonar el cargo de ministro de Economía en la presidencia del socialista Francois Hollande. También destaca su trayectoria por las aulas, donde se graduó en filosofía, especializado en economía y finanzas y con una fuerte inclinación hacia las artes, principalmente música y literatura.

El trayecto que ahora inicia tampoco será fácil y una de las primeras tareas será buscar un equilibrio en el pronunciado gasto público francés, donde una quinta parte de la población económicamente activa trabaja para el Estado, una deuda pública que llega al 96 por ciento, el desempleo rebasa el 10 por ciento, donde los jóvenes son los más afectados, y un mensaje desde las urnas que reclama cambios.

Uno de los ofrecimientos durante su campaña fue precisamente la renovación del servicio público, donde prometió eliminar 120 mil puestos de trabajo, impulsar la inversión de unos 60 mil millones de dólares en el campo digital, una cifra similar en reducción del gasto gubernamental y una ambiciosa propuesta con estímulos económicos en el ámbito ecológico.

La revisión de las políticas sobre inmigración también destacan dentro de sus propuestas y ha dicho que durante su Gobierno no habrá muros.

En su primer discurso como presidente electo, Macron reconoció que le tocará gobernar un país dividido y pidió la unidad de los franceses, en clara alusión al importante caudal de votos logrados por su contrincante. Prometió luchar por la unidad de Francia y de Europa y advirtió que su país estará en primera fila en la lucha contra el terrorismo.

El triunfo de Macron también debe ser visto como una derrota para la vieja política y un revés para quienes intentaron una vez más interferir en un proceso electoral, como ocurrió en Estados Unidos, donde los electores actuaron con mayor ingenuidad.

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