Aunque resultó ileso, su hijo que también se llama Selvin, fue herido en la pierna derecha. El lunes pasado fue dado de alta, con lo cual ambos partieron a su natal Comayagua, Honduras, en donde viven en una empobrecida colonia del área rural.
Desde San Pedro Sula, donde viajaba en un bus de transporte colectivo, Carranza expuso que el trato que les dieron en el Hospital San Juan de Dios fue bueno, al igual que los agentes policiales, pero le ha quedado una sensación de tristeza y confusión por el hecho puesto que “no íbamos haciéndole daño a nadie”.
El migrante, incluso, desmiente la versión que dieron algunos vecinos y comerciantes de alrededor de que habrían sido confundidos con delincuentes puesto que, al momento del ataque, asegura, ninguno del grupo platicaba o intentó acercarse a alguien, simplemente caminaban sobre el Periférico.
“Pienso que estuvo mal porque uno no va molestando a nadie y uno solo va de pasada. No me explico cómo y por qué hicieron eso de atacarnos, porque nosotros no tenemos enemigos ni aquí ni en otro país”, dice este hondureño que ahora tratará de luchar por su vida en su país que le ofrece escasas posibilidades de salir adelante.
Somos honrados
Milton Padilla es hermano de otro de los migrantes heridos, Rony Saúl Padilla, que al igual que Selvin, indicó que no había ningún motivo para que les dispararan; además, coincide en que fueron motoristas quienes les dieron alcance y uno de ellos los atacó y que no entiende por qué ya que son personas “honradas”.
“Somos personas trabajadoras que nos dedicamos a trabajar. Era primera vez que ellos salían del país, y no conocían iban preguntando por donde tenían que agarrar, cuando en eso uno de los muchachos que iban en moto empezó a dispararles, no les dijeron ni una palabra, solo se bajó se dio la vuelta y comenzó a disparar”, dice Milton, cuyo hermano está recuperación, según el más reciente pronóstico médico y avanza satisfactoriamente.
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Agrega: “Yo le había dicho a mi hermano que no se fuera porque era peligroso, pero no me hizo caso. Una semana después de que salió yo me enteré que estaba herido en el hospital, me las arreglé, conseguí el dinero y me vine”.
Aunque los médicos le dijeron a Milton que a su hermano le tienen que practicar aún una operación, destaca que ya camina, platica, se baña solo y luce más tranquilo.
Pobreza
El grupo de migrantes, concuerdan los dos entrevistados, partió de una colonia muy pobre del área rural de Comayagua, departamento ubicado en el centro de Honduras.
El lugar es golpeado por la pobreza y la falta de empleo. Carranza, por ejemplo, dice que no le alcanza el dinero para mantener a su familia. Tiene ocho hijos y decidió llevarse a Selvin por ser el mayor y por lo tanto el que “estaba más preparado” para emprender el viaje.
Ahora que regresa a su país sigue pensando en cómo hará para trabajar y mantener a sus seres queridos.
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“Yo quisiera solicitar a las autoridades hondureñas que me ayuden a solicitar la visa. Yo quisiera trabajar y ganar bien, con lo que uno gana aquí solo alcanza para la comida ya no se puede pagar alquiler, luz y agua”, dice Carranza.
Sumado a los problemas sociales recientemente se añade el de la inseguridad que se ha generado porque ha proliferado la venta de droga. Uno de los motivos por los que tuvo que migrar, cuenta, es que, cuando fue alcalde auxiliar los delincuentes lo comenzar a amenazar porque fueron denunciados.
El caso de la familia de Milton no es muy distinto. Son ocho hermanos lo que se criaron solo con la madre, se han dedicado a la agricultura y a la albañilería, pero últimamente no hay trabajo y en los pocos que hay pagan muy poco.
“Las cosas son más difíciles en Honduras por el gobierno que tenemos, mucha gente está saliendo porque no encuentran forma de vivir y quieren salir adelante. Hay menos trabajo y todo está más caro y así no se puede vivir”, subraya Milton, que añade, es el mayor de los hermanos y por eso siempre ha sido como un padre para ellos.
“Me gustaría que el gobierno apoyara a la gente pobre de condición más humilde para que puedan encontrar la manera de salir adelante”, concluye Milton.
Los migrantes hondureños coinciden en que los salarios en el campo son muy bajos, por semana logran ganar hasta 900 lempiras a la semana —Q280—, 3 mil 600 al mes—Q1 mil 120—, cuando la canasta básica vital se cotizó en el último mes a ocho mil lempiras.
Según una publicación de El Heraldo de Honduras, este país tiene la segunda canasta básica más cara de Centroamérica, solo después de la de Guatemala.
Caravana
Los migrantes formaban parte de un grupo de aproximadamente mil hondureños que había partido en caravana desde San Pedro Sula el pasado 9 de abril. A su paso por Guatemala se fue nutriendo al punto que hoy en día se calcula que por México transitan cerca de tres mil.
Del grupo de 10 que fue atacado en el Anillo Periférico resultaron cuatro heridos que fueron llevados al Hospital General San Juan de Dios, de ellos, el sábado pasado falleció Evin Javier Maradiaga Cartagena, de 19 años, que recibió dos balazos en la cabeza y que ya había sido declarado con muerte cerebral.
Selvin Alexis Carranza Erazo y José Andrés De la O Padilla ya salieron, mientras que Rony Saul Padilla está consciente, fuera de peligro y en recuperación.
Después de Guatemala, Honduras ha sido el mayor “exportador” de migrantes, según datos de las autoridades estadounidenses, que en seis meses del presente año fiscal da cuenta de la detención de 72 mil 728 familias y nueve mil 138 menores de edad no acompañados.
Los migrantes dicen que no intentarán de nuevo la arriesgada travesía. Por el momento regresarán a su pueblo del cual salieron hace pocos días con el sueño de forjarse un mejor futuro.
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