Se trata de US$65 millones para El Salvador, US$98 para Honduras y US$112 para Guatemala, que buscan contribuir a reducir la migración por medio de la creación de programas que promuevan el desarrollo de empleo para evitar que las personas dejen sus lugares de origen.
La ayuda forma parte del Plan Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte, que fue aprobado por el Congreso norteamericano en diciembre último.
Además de esas transferencias, que serán entregadas a los Estados, queda pendientes poco más de US$400 millones – un 75 por ciento de los fondos aprobados- que están condicionados al cumplimiento de normas fijadas por los senadores estadounidenses.
Ejecución
El dinero no será recibido por los países, sino que las Agencias de Cooperación para el desarrollo (USAID, en inglés), serán las que ejecuten los fondos para los proyectos.
En la reunión, Biden pidió a los mandatarios preparar una propuesta de fondos para el 2017.
Los países acordaron una reunión técnica para las próximas semanas, en la que definirán proyectos a proponer para la cooperación del año entrante.
El Plan Alianza para la Prosperidad es una unión de los países ante las presiones de Estados Unidos y la masiva migración y deportación de menores no acompañados y madres con hijos, que en 2014 intentaron llegar a ese país en busca de un beneficio migratorio.
Refuerzan frontera
Como acción conjunta, Estados Unidos también pidió a México reforzar su frontera con Guatemala, situación que ha provocado un incremento de las deportaciones terrestres.
Las peticiones de los congresistas estadounidenses como garantía para que su país traslade el 75 por ciento del dinero —US$562 millones—, están enfocadas en la seguridad nacional y fronteriza, desarrollo social, reformas políticas y fiscales, además de combate de la corrupción y cárcel para los funcionarios sospechosos de cometer actos ilegales en la administración pública.