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La revolución socialista de 1979 se convierte en orteguismo

El 19 de julio de 1979 resuena en la memoria de los nicaragüenses cuando se vieron librados del yugo del dictador Anastasio Somoza Debayle, miembro de una familia que se mantuvo en el poder durante cuatro décadas y amasó una enorme riqueza.

La portada de Prensa Libre del 20 de julio de 1979 informaba sobre el triunfo de la revolución que derrocó al dictador Anastasio Somoza Debayle en Nicaragua. (Foto: Hemeroteca PL)

La portada de Prensa Libre del 20 de julio de 1979 informaba sobre el triunfo de la revolución que derrocó al dictador Anastasio Somoza Debayle en Nicaragua. (Foto: Hemeroteca PL)

“Tacho” como era conocido Somoza fue derrocado por el Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN, una guerrilla de izquierda inspirada en los ideales de Augusto César Sandino, líder revolucionario que se opuso a la ocupación de Estados Unidos en el territorio nicaragüense en la primera mitad del siglo XX.


La lucha sangrienta entre el FSLN y la Guardia Nacional se prolongó durante seis semanas en las que el gobierno somocista se atrincheró en un hotel en Managua.

La Guardia reprimió violentamente a los ciudadanos que se manifestaban en las diferentes ciudades cansados de la dictadura y condiciones precarias que contrastaban con la bonanza de los altos mandos gubernamentales y militares. Otro factor que provocó la caída del régimen fue el terremoto de 1972 que destruyó la capital, Managua, hecho que provocó una crisis económica y humanitaria.

Somoza dimitió el día 17 presionado por Estados Unidos, quien apoyó la revolución sandinista abiertamente en un principio. Asumió el poder la Junta de Reconstrucción Nacional la cual fue presidida por el comandante Daniel Ortega Saavedra, militatnte desde sus años de juventud en el FSLN.

El nuevo gobierno encontró el país sumido en la pobreza y desigualdad y tenía como reto elevar la calidad de vida de los nicaragüenses luego de la dictadura. En 1984 el FSLN ya integrado como partido político gana las elecciones. Daniel Ortega asume como nuevo presidente, quien tuvo que enfrentar el ataque sistemático de la Contra, organización armada financiada por los Estados Unidos para derrocar al régimen sandinista.

Ortega termina su período presidencial en 1990 cuando es derrotado en las urnas, por su otrora compañera en la Junta, Violeta Barrios de Chamorro, viuda del periodista Pedro Joaquín Chamorro, asesinado durante el gobierno de Somoza. Esto significó el fin del sandinismo. El país dio un nuevo giro político.

Nueva dinastía

Ortega  insistió en ser nuevamente presidente en las elecciones de 1996 y 2001, sin éxito. En 2006 y en medio de la tendencia izquierdista en América Latina, Ortega es electo como presidente ante el fracaso de las anteriores administraciones.
Ortega se convierte en un político pragmático y alejado del discurso antiimperialista y se alía con el empresariado  y la Iglesia Católica.

La oposición fragmentada no puede con el oficialismo, que obtuvo un camino allanado para buscar la reelección. Con los tres poderes a su favor, Ortega logra una reforma constitucional que le permite reelegirse en forma indefinida y además le brindó poderes adicionales como modificar o crear leyes y tributos. Ortega es reelecto en 2011 para un nuevo período y las bases del FSLN se fortalecen.

Su esposa, Rosario Murillo “la Chayo”, con quien militó en la guerrilla en la década de 1960, se convierte en el rostro del gobierno. Murillo no es la típica esposa del presidente, participa en forma activa y llega a convertirse en la compañera de fórmula de Ortega para las elecciones de 2016, las cuales ganan, en medio del rechazo generalizado y de un fraude orquestado. 

El 18 de abril de 2018, miles de nicaragüenses se manifiestan en rechazo a  reformas al sistema de pensiones del Seguro Social, estudiantes y diferentes sectores son reprimidos con violencia. 

Los intentos de diálogo con el gobierno han fracasado y han tenido momentos álgidos, como ocurriera el pasado 9 de julio cuando turbas orteguistas agredieron a obispos nicaragüenses en la Catedral de Diriamba. Hasta el momento se contabilizan más de 260 muertos en las protestas.

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