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De Apolo a Odysseus: aluniza la primera misión de EE. UU. desde 1972

Por primera vez en medio siglo, una nave espacial de fabricación estadounidense aterrizó en la Luna.

Odiseo hizo historia al posarse en la Luna. (Foto Prensa Libre: EFE)

Odiseo hizo historia al posarse en la Luna. (Foto Prensa Libre: EFE)

Más de 50 años después, una misión de la NASA vuelve a llegar a la Luna. Esta vez, la agencia espacial delegó la construcción de la nave a una empresa particular para reducir costos.

Por primera vez en medio siglo, una nave espacial de fabricación estadounidense ha aterrizado en la Luna.

El alunizador robótico fue el primer vehículo de EE. UU. en la Luna desde el Apolo 17 en 1972, el capítulo final del asombroso logro de la humanidad de enviar personas a la Luna y traerlas a todas vivas de vuelta. Una hazaña que no se ha repetido ni intentado desde entonces.

El módulo de aterrizaje, llamado Odysseus y un poco más grande que una cabina telefónica, llegó al polo sur de la Luna a las 06:23 p.m., hora del Este, del jueves.

La hora del aterrizaje llegó y pasó en silencio mientras los controladores de vuelo esperaban oír la confirmación del éxito. Se esperaba una breve pausa en las comunicaciones, pero los minutos pasaron.

Entonces, Tim Crain, director tecnológico de Intuitive Machines, la empresa de Houston que construyó Odysseus, informó de que se había detectado una débil señal de la nave espacial.

“Es débil, pero está ahí”, dijo. “Así que esperen, amigos. Veremos qué pasa aquí”.

Poco después, anunció: “Lo que podemos confirmar, sin lugar a dudas, es que nuestro equipo está en la superficie de la Luna y estamos transmitiendo. Así que felicitaciones”.

Más tarde, añadió: “Houston, Odysseus ha encontrado su nuevo hogar”.

Sin embargo, la capacidad de la nave para comunicarse correctamente sigue siendo incierta, por lo que la celebración de aplausos y choques de manos en el centro de control de la misión fue silenciada.

A última hora de la tarde, la empresa comunicó noticias más prometedoras.

“Tras solucionar los problemas de comunicación, los controladores de vuelo han confirmado que Odysseus está en posición vertical y empezando a enviar datos”, dijo Intuitive Machines en un comunicado. “En estos momentos, estamos trabajando para transmitir las primeras imágenes de la superficie lunar”.

Aunque esta empresa era mucho más modesta que las misiones Apolo que llevaron a los astronautas a pisar la Luna, la esperanza de la NASA era que pudiera ayudar a inaugurar una era más revolucionaria: un transporte por el sistema solar que fuera económico en lo que a vuelos espaciales se refiere.

“Creo que es algo inteligente lo que intenta hacer la NASA”, dijo Carissa Christensen, directora ejecutiva de la consultora espacial BryceTech, “que consiste esencialmente en crear un ecosistema competitivo de proveedores para satisfacer sus necesidades”.

Intuitive Machines es una de las diversas pequeñas empresas que la NASA ha contratado para transportar los instrumentos que realizarán el reconocimiento de la superficie lunar antes del regreso de los astronautas de la NASA a la zona, previsto para finales de esta década.

Para esta misión, la NASA pagó a Intuitive Machines 118 millones de dólares en el marco de un programa conocido como Commercial Lunar Payload Services, o CLPS, para llevar a la Luna seis instrumentos, entre ellos una cámara estereoscópica que pretendía captar la nube de polvo levantada por Odysseus al acercarse a la superficie y un receptor de radio para medir los efectos de las partículas cargadas en las señales de radio.

También había carga de otros clientes, como una cámara construida por estudiantes de la Embry-Riddle Aeronautical University de Daytona Beach, Florida, y un proyecto artístico de Jeff Koons. Algunas partes de la nave se envolvieron en material reflectante fabricado por Columbia Sportswear.

Odysseus partió de la Tierra el 15 de febrero a bordo de un cohete de SpaceX. El miércoles entró en órbita lunar.

Los preparativos para el aterrizaje incluyeron cambios de última hora.

Después de que la nave entrara en órbita lunar, Intuitive Machines dijo que alunizaría a las 5:30 p.m. del jueves. El jueves por la mañana, la empresa comunicó que la nave se había desplazado a mayor altitud y que aterrizaría a las 04:24 p.m.

El jueves por la tarde, la hora de alunizaje volvió a cambiar, y la empresa comunicó que sería necesaria una vuelta adicional alrededor de la Luna antes de intentarlo a las 06:24 p.m. Un portavoz de la empresa dijo que un instrumento láser de la nave que debía proporcionar datos sobre su altitud y velocidad no funcionaba.

La órbita adicional proporcionó dos horas para realizar cambios en el software de la nave y sustituirlo por un instrumento láser experimental diferente, que había sido proporcionado por la NASA.

A las 06:11 p.m., Odysseus encendió su motor para iniciar el descenso a la superficie. El instrumento láser parecía servir como un remplazo adecuado, y todo parecía funcionar hasta que la nave espacial enmudeció durante varios minutos.

El lugar de aterrizaje de Odysseus fue una zona llana cerca del cráter Malapert A, a unos 298 kilómetros al norte del polo sur de la Luna. Las regiones polares de la Luna han suscitado gran interés en los últimos años debido al agua helada que se oculta en las sombras de sus cráteres.

Llegar a la Luna ha demostrado ser una hazaña difícil de conseguir. Aparte de Estados Unidos, solo los programas espaciales de la Unión Soviética, China, India y Japón han logrado colocar robots en la superficie lunar. Dos empresas —Ispace, de Japón, y Astrobotic Technology, de Pittsburgh— ya lo habían intentado, pero fracasaron, al igual que SpaceIL, una organización israelí sin fines de lucro.

En una entrevista antes del lanzamiento, Steve Altemus, director ejecutivo de Intuitive Machines, dijo que esperaba que la NASA perseverara en su idea de llegar a la Luna con un presupuesto reducido aunque Odysseus se estrellara.

“Es la única manera de avanzar de verdad”, dijo. “Eso es lo que se supone que debe hacer este experimento”.

En el pasado, la NASA habría construido su propia nave espacial.

Antes de que Neil Armstrong se convirtiera en la primera persona en pisar la Luna, la NASA envió una serie de naves espaciales robotizadas, de Surveyor 1 a Surveyor 7, para validar las técnicas de aterrizaje y examinar las propiedades del suelo lunar. Esos alunizajes robóticos disiparon la preocupación de que los astronautas y las naves espaciales se hundieran en la gruesa capa de polvo fino de la superficie lunar.

Pero cuando la NASA diseña y opera por sí misma naves espaciales, generalmente busca maximizar las probabilidades de éxito, y sus diseños tienden a ser caros.

Los alunizajes del Apolo entre 1969 y 1972 se convirtieron en el paradigma de un programa colosal que abordó un problema casi imposible de resolver con un presupuesto casi ilimitado —el proverbial moonshot—, mientras que el CLPS trata de aprovechar el entusiasmo y el ingenio de los emprendedores de nueva creación.

Thomas Zurbuchen, un ex alto funcionario científico de la NASA que inició el programa CLPS en 2018, calculó que un módulo de aterrizaje lunar robótico diseñado, construido y operado de la manera tradicional de la NASA costaría entre 500 millones y mil millones de dólares, o al menos cinco veces más de lo que la agencia espacial pagó a Intuitive Machines.

La NASA espera que el capitalismo y la competencia —con empresas que propongan enfoques diferentes— estimulen la innovación y conduzcan a nuevas capacidades a costos más bajos.

Pero incluso si lo consiguen, estas empresas se enfrentan a unas perspectivas de negocio inciertas para atraer a muchos clientes más allá de la NASA y otras agencias espaciales.

“No está claro quiénes pueden ser esos otros clientes”, dijo Christensen.

Intuitive Machines tiene contratos para otras dos misiones CLPS, y se espera que otras empresas también hagan sus primeras pruebas en la Luna. Astrobotic Technology, empresa con sede en Pittsburgh, está preparando una segunda misión para llevar un vehículo robótico de la NASA a una de las regiones en sombra donde podría haber hielo. Firefly Aerospace, cerca de Austin, Texas, tiene casi listo su módulo de alunizaje Blue Ghost, pero aún no ha anunciado la fecha de lanzamiento.

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