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Alemania, conmocionada: ¿qué lleva a alguien a empujar a un niño a las vías de tren?

El presunto autor del homicidio de un niño en Fráncfort, al arrojarlo a las vías ante un tren en movimiento, estaba considerado como “bien integrado” en Suiza. Sin embargo, también era buscado por la policía de ese país.

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Funcionarios alemanes hablaron del crimen y sus posibles causas. REUTERS

Funcionarios alemanes hablaron del crimen y sus posibles causas. REUTERS

Según informó el presidente de la Policía Federal de Alemania, Dieter Romann, el presunto homicida amenazó el 25 de julio pasado a una vecina con un cuchillo; luego la encerró, y huyó. Bruno Keller, de la policía cantonal de Zúrich, agregó que el hombre también había encerrado a su familia y a sus hijos. La familia aseguró “jamás haberlo visto así”. Luego de estos hechos, se ordenó su aprehensón en Suiza.

Romann dio más detalles acerca del hombre que presuntamente empujó a una mujer y a su hijo de ocho años a las vías, frente a un tren en movimiento, en la estación ferroviaria de Fráncfort. El detenido nació en 1979, en Eritrea. En 2006 emigró de manera ilegal a Suiza, donde dos años más tarde obtuvo asilo. Tenía un empleo fijo y poseía un permiso de residencia de la categoría “C”, que en Suiza significa “bien integrado”.

Pasantes ponen una ofrenda al niño asesinado en Fráncfort. 

El fiscal de Zúrich, Thomas Brändli, dijo que el hombre tenía problemas psíquicos y por ello se encontraba en tratamiento médico. Se le había prescrito una baja médica, motivo por el cual no trabajaba desde enero pasado, indicó Keller. Los investigadores en Suiza señalaron que “no existe evidencia sobre una posible radicalización o un motivo ideológico” como causas del ataque.

El ministro alemán del Interior, Horst Seehofer, afirmó que no ve necesidad de modificar las leyes migratorias a raíz de este suceso. Se pronunció, eso sí, por un mayor uso de recursos técnicos “sin prejuicios de por medio” para el mejoramiento de la seguridad. Seehofer renovó su llamado a intensificar la observación de espacios públicos por medio de cámaras.

Pólvora política

Apenas una semana antes ocurrió un crimen similar en la localidad de Voerde, en Renania del Norte-Westfalia. Un hombre de 28 años empujó a una mujer a las vías, justo cuando se acercaba un tren en movimiento. La mujer murió. Estos sucesos mantienen conmovida a Alemania y han desatado intensas discusiones políticas, ya sea por las demandas de mayor seguridad en las estaciones ferroviarias, o por el origen de los atacantes. El presunto homicida de Voerde nació en Alemania y es ciudadano serbio de origen kosovar.

Con este trasfondo, poco sorprende que los ataques de Frankfurt y Voerde sean instrumentalizados políticamente, sobre todo por los populistas de derecha de Alternativa para Alemania (AfD). “Protejan de una vez a los ciudadanos de este país, en lugar de la ilimitada cultura de bienvenida” [a la migración], escribió en twitter Alice Weidel, líder de la fracción de la AfD en el Bundestag. Sus declaraciones causaron indignación en el resto de los partidos representados en el parlamento federal alemán.

En busca de los motivos

Definir los componentes psicológicos de estos ataques será un proceso largo. ¿Qué puede llevar a alguien a cometer un crimen tan deleznable? Tanto en el caso de Fráncfort como en el de Voerde, la policía parte del hecho de que víctimas y victimarios no se conocían. Esto no sería algo raro, dice Rudolf Egg, especialista en psicología criminal. El motivo no está relacionado con los atacados, dice Egg, y habla de “víctimas circunstanciales”.

Un crimen responde más bien a la personalidad de los atacantes, y a su estado de ánimo. Además, de momento se desconoce si trastornos psíquicos o el posible uso de drogas jugaron algún papel en esos ataques. En este sentido, lo sucedido en Fráncfort y Voerde pudo haberle pasado a cualquiera.

En general, ataques así a menudo nacen de la frustración, la ira, el miedo, o el sentimiento de haberlo perdido todo, dice Christian Lüdke, criminólogo y psicoterapeuta de niños y jóvenes. “Esto lleva a una sensación de impotencia. A través de la violencia, esta impotencia puede transformarse en una sensación de poder absoluto.” Quizá el detenido en Fráncfort ni siquiera llegó a la estación de trenes con la idea de asesinar a alguien. “Pero nadie se convierte en asesino de la noche a la mañana. Un ataque así solo es el punto culminante de un proceso largo y marcado por la perturbación.”

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