Internacional

Legisladores argentinos proponen penalizar abuso callejero y “piropos”

En Argentina, un país donde muere una mujer cada 30 horas por violencia de género, legisladores de distintas tendencias piden sanciones para el acoso verbal callejero, el popular piropo, que con frecuencia es más una grosería que un halago.

Las alarmas se encendieron hace unas semanas, con el vídeo que colgó una joven argentina en una conocida red para denunciar cómo era acosada por un grupo de trabajadores de una obra próxima a su domicilio, en un popular barrio de Buenos Aires.

Aixa Rizzo, de 20 años, relató en su vídeo como, cansada de ser acosada, utilizó gas pimienta por temor a una agresión sexual, fue a una comisaria cercana y tuvo que convencer a la policía para que finalmente aceptara la denuncia.

Le asignaron custodia policial durante unos días y le proporcionaron un “botón antipánico”, pero poco después se repitió el hostigamiento, en el mismo lugar y por los mismos acosadores.

Ahora, legisladores de distintas fuerzas de izquierda impulsan varias iniciativas para sancionar el acoso en la calle y, aunque plantean algunas diferencias, el objetivo es común: Prevenir el hostigamiento a las mujeres.

Los proyectos proponen facilitar a las víctimas la posibilidad de denunciar y sancionar a los acosadores con multas que van desde US$12 a US$825 e incluso arrestos.

La legisladora Gabriela Alegre, del Frente para la Victoria, una de las impulsoras de la propuesta en el gobierno municipal, aspira a que el acoso callejero se incorpore en la figura de “Hostigamiento, maltrato o intimidación”, que ya existe en la legislación local.

Además, la iniciativa se acompaña del impulso a talleres y jornadas en el ámbito educativo para prevenir el acoso, considerado una variante de la violencia de género.

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