Aixa Rizzo, de 20 años, relató en su vídeo como, cansada de ser acosada, utilizó gas pimienta por temor a una agresión sexual, fue a una comisaria cercana y tuvo que convencer a la policía para que finalmente aceptara la denuncia.
Le asignaron custodia policial durante unos días y le proporcionaron un “botón antipánico”, pero poco después se repitió el hostigamiento, en el mismo lugar y por los mismos acosadores.
Ahora, legisladores de distintas fuerzas de izquierda impulsan varias iniciativas para sancionar el acoso en la calle y, aunque plantean algunas diferencias, el objetivo es común: Prevenir el hostigamiento a las mujeres.
Los proyectos proponen facilitar a las víctimas la posibilidad de denunciar y sancionar a los acosadores con multas que van desde US$12 a US$825 e incluso arrestos.
La legisladora Gabriela Alegre, del Frente para la Victoria, una de las impulsoras de la propuesta en el gobierno municipal, aspira a que el acoso callejero se incorpore en la figura de “Hostigamiento, maltrato o intimidación”, que ya existe en la legislación local.
Además, la iniciativa se acompaña del impulso a talleres y jornadas en el ámbito educativo para prevenir el acoso, considerado una variante de la violencia de género.