“El régimen los lanza al río para que lleguen a una zona bajo control nuestro para que la gente piense que fuimos nosotros”, explicó Abu Seif.
Sin embargo, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) informó que “al menos 65 cadáveres no identificados fueron encontrados en el barrio de Bustan al Kasr”, un barrio controlado por los rebeldes en Alepo, la metrópoli del norte, escenario de combates entre soldados del régimen e insurgentes.
“Los jóvenes de unos 20 años fueron ejecutados de un disparo en la cabeza. Vestidos de civil, la mayoría tenían las manos atadas a la espalda”, añadió el OSDH, una oenegé con sede en Gran Bretaña que obtiene informaciones de una amplia red de militantes y médicos en Siria.
Un responsable de los servicios de seguridad del gobierno de Bachar al Asad afirmó a la AFP que se trata de ciudadanos que fueron secuestrados por grupos terroristas después de haber sido acusados de estar a favor del régimen.
Acusaciones
Habitualmente, los rebeldes y el Gobierno se acusan mutuamente de las matanzas, pero no es posible confirmar esas informaciones a través de una fuente independiente.
Se trata del último descubrimiento macabro hasta la fecha en Siria, donde el régimen reprime violentamente la revuelta popular que comenzó en marzo del 2011 y se transformó en una guerra entre la tropa gubernamental y los desertores, ayudados por civiles armados y yihadistas llegados del extranjero.