Las delegaciones arribaron al tercer aniversario de la instalación de las conversaciones en Cuba, un mes después de que la mesa arrancara en Oslo, Noruega. Ambos países funcionan como garantes de las negociaciones.
“Falta, claro está, redactar textos. Pero falta también sobre todo una decisión de las Farc. El paso a la vida civil. Con garantías.
El Gobierno está comprometido a crear condiciones para que su participación en política este rodeada de todas las garantías”, expresó el representante del presidente Juan Manuel Santos.
Fundadas en la década de los 60, las Farc son la guerrilla en activo más antigua del continente.
De la Calle hizo también un recuento de los éxitos alcanzados en estos años en la mesa en Cuba, como los tres puntos de una agenda preestablecida de seis -problemas de la tierra, combate al narcotráfico y participación política-, pero también algunos gestos de desescalamiento como una tregua unilateral de las Farc o el anuncio de que no se aceptarán jóvenes menores de 15 años en sus filas.
Este es el cuarto proceso de paz que impulsa un gobierno de Colombia en medio siglo de lucha con las Farc, la principal guerrilla del país con unos siete mil combatientes.
Al conmemorar el tercer año de los diálogos, las partes reiteraron, sin embargo, las dificultades para sellar un acuerdo definitivo, que el gobierno de Juan Manuel Santos confía en concretar en el primer semestre del 2016.
Además, el gobierno anunció que suspendió los bombardeos a los campamentos de la organización guerrillera.
Actualmente las partes se encuentran enfrascadas en el punto cuarto de la agenda preestablecida, sobre las víctimas y su resarcimiento, pero pese a un convenio parcial en cuanto a justicia anunciado por Santos y el jefe guerrillero Timoleón Jiménez, Timochenko, no se pudo avanzar.
Las partes reconocieron la semana pasada las tensiones en torno al tema.
“Todo es simétrico”
Durante los ciclos, las pláticas inician a las ocho de la mañana. Las delegaciones se sientan frente a frente en una mesa rectangular, acompañadas por representantes de los garantes Noruega y Cuba, quienes se limitan a escuchar.
Personajes anónimos, pero vitales para superar los periodos de crisis, han sido los diplomáticos que acompañan diariamente los diálogos: el noruego Dag Nylander y el cubano Rodolfo Benítez.
Nylander ha vivido los últimos tres años entre el frío polar de Noruega y el calor tropical de Cuba, donde tiene asignada la casa 23 de “El Laguito”, no lejos de las de los guerrilleros y las de los enviados del gobierno colombiano.
Los anfitriones, que según diplomáticos vinculados a las negociaciones son quienes han financiado buena parte de los gastos de manutención, logística y seguridad, brindan las mismas comodidades a cada bando. “Todo es simétrico, si una delegación recibe algo, la otra también. Los países garantes se encargan de que así sea”, contó una integrante del equipo del gobierno.
Según supo la AFP, al comienzo las sesiones se desarrollaban bajo mucha tensión y desconfianza, pero de a poco el ambiente se ha ido relajando, por lo que ahora a veces hacen bromas y todos ríen. Sin embargo, hasta ahora no han compartido almuerzos y, aunque ven los partidos de la selección cafetera, nunca lo hacen juntos.
Cada delegación tiene cinco “plenipotenciarios” y cinco suplentes, pero muchas veces sesionan con menos personas.
Al cabo de las deliberaciones cotidianas, todos vuelven a “El Laguito”, un complejo de residencias de protocolo del gobierno de Cuba, zona de embajadas en el oeste de la capital, donde se hospedan.
Ramón Castro, el hermano mayor de Fidel y Raúl y con gran parecido físico con el líder de la revolución cubana, ha sido visto caminando por allí. De exuberante vegetación tropical, silencioso e ideal para dormir bien en las noches, sólo tiene un inconveniente: hay mosquitos.