Entre ellas hay 113 casos de tortura infligida por militares y policías. En el caso de la mujer de Chihuahua, los soldados buscaban que la víctima denunciara a traficantes de droga y armas.
El 23 de diciembre de 2008 un grupo de ocho militares llegó a su casa, la golpeó, le vendó los ojos, la maniató y la trasladó al cuarto de artillería de una torre de la guarnición militar en Ojinaga, una localidad de Chihuahua ubicada a orillas del río Bravo, que separa a México de Estados Unidos.
El 25 de diciembre varios militares regresaron a golpearla. Uno de ellos ordenó que le quitaran el pantalón, le amarró las manos con esposas dejándola colgada, “se quitó el cinto y le golpeó abdomen y piernas hasta que se desmayó“, narra la recomendación 88/2011 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Dos días después, mientras se duchaba por orden de sus captores para quitarse la sangre del cuerpo, entró “un militar encapuchado y la penetró por el ano violentamente” , añade el expediente enviado a la secretaría de la Defensa.
Estuvo encerrada siete días en ese lugar, donde le exigían “que pusiera (señalara) a alguien que vendiera drogas o armas“, indica la recomendación.
Las denuncias por tratos crueles, inhumanos y tortura en México se incrementaron consistentemente de las 336 quejas que fueron comprobadas y resultaron en recomendaciones en 2006, a 392 en 2007, 564 en 2008, mil 55 en 2009, mil 163 en 2010 y 1.666 el año pasado, precisó el funcionario.
El incremento de estas violaciones de los derechos humanos “básicamente ha sido con motivo de las acciones de combate a la delincuencia que se han realizado en esta administración y con incursión de las fuerzas armadas en labores que ordinariamente le corresponden a la policía“, dijo en entrevista Aguirre.
La mayoría de estas violaciones se registran poco después de la detención y antes de que los arrestados sean presentados ante el ministerio público, explicó el visitador.
El presidente Felipe Calderón lanzó al llegar al poder, en diciembre de 2006, una campaña militar contra los cárteles del narcotráfico.
Las pugnas entre estos grupos y los enfrentamientos con soldados han dejado en ese periodo más de 50 mil muertos en el país, incluido un número indeterminado de víctimas ajenas a las organizaciones criminales.