
¿Se ha preguntado alguna vez qué premio reciben los testigos que, incluso una vez, fueron amigos o socios del Chapo y que ahora sus relatos pueden hundirlo?
“¿Por qué testificar en contra de el Chapo? Porque podría ser un camino posible hacia la ciudadanía”, titula su artículo el Times publicado el miércoles último.
En la “alfombra roja” de los testigos contra el exjefe del cartel de Sionaloa, cuyo juicio se celebra en Nueva York por varios delitos y en el que podría ser condenado a cadena perpetua, se han visto defilar varios exnarcos. Uno de ellos, incluso, pudo haber opacado al Chapo Guzmán con el relato de sus hazañas y crímenes: el colombiano Juan Carlos Ramírez Chupeta.
Pero, de acuerdo con el matutino estadounidense, estos criminales podrían rehacer toda una vida en ese país, adonde podrán incluso llevar a toda su familia a cambio de hundir al excapo mexicano.
Según resalta el diario, con la polémica visa “S” se le entrega estatus y protección temporal a criminales “pesados”, como terroristas o narcotraficantes que opten por colaborar con la justicia.
Con este tipo de permiso especial, los condenados pueden traer a su familia a Estados Unidos, así como recibir las famosas tarjetas verdes, la residencia y eventualmente solicitar ciudadanía.
Y un regalo adicional: nunca más pueden ser acusados por delitos cometidos en el pasado, incluidos los muchos asesinatos que hayan perpetrado u ordenado aunque en determinado momento los hayan admitido.
En el caso de Chupeta, por ejemplo, el diario BBC resumen su situación legal:
“Fue extraditado a Estados Unidos, donde se declaró culpable. Hoy aguarda sentencia, con 55 años y la esperanza de reducir su tiempo de cárcel por su acuerdo con el gobierno para testificar contra su exsocio el Chapo. Logró ese acuerdo pese a que reconoció haber ordenado unos 150 homicidios y liderado una organización criminal que exportó unas 400 toneladas de cocaína a EE. UU. Como indicó un abogado de la defensa, si Chupeta recibe la sentencia mínima de 25 años, podría pagar el equivalente a apenas 60 días de encarcelamiento por asesinato”.
En el gobierno de Donald Trump la polémica va más allá. Si tanto ha criticado a los criminales, e incluso ha sido uno de sus eslóganes para edificar un costoso muro en la frontera de EE. UU. ¿Qué solvencia hay en premiar a “algunos de los criminales más peligrosos del mundo” para hundir a otros igualmente sanguinarios?
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