EDITORIAL
Aldana confirma deseo de participar en elección
Con la participación, el pasado fin de semana en un hotel de El Salvador de la ex fiscal general Thelma Aldana en un encuentro entre varios exdirigentes políticos, un movimiento que busca participar en las próximas elecciones generales, y su equipo de asesores, se abre el viejo debate sobre el aprovechamiento de los cargos públicos cuando se desea aspirar a mayores posiciones de poder o de elección popular.
Dos hechos hacían previsible el involucramiento de la exfuncionaria en eventos orientados a impulsar su eventual candidatura a la máxima magistratura del país. El primero ocurrió en España, pocos días después de dejar el cargo, hacia finales de mayo, cuando declaró que si encontraba una plataforma incluyente de representantes de numerosos sectores ciudadanos podría evaluar su participación en política, lo cual en la práctica constituye la aceptación a una candidatura presidencial.
El segundo hecho se registró el 12 de julio, cuando el movimiento Semilla, que está en trámites para poder participar en las próximas elecciones, anunció haber efectuado un acercamiento con Aldana, con miras a unir esfuerzos para iniciar un proceso de diálogo y para lo cual se hicieron las consultas internas dentro de la agrupación.
El hecho no constituye una novedad, y aunque se argumentaron motivos de seguridad para efectuar la reunión fuera del país, lo evidente es que se hizo así para no incurrir en ilegalidades, porque la convocatoria a elecciones ocurrirá hasta dentro de seis meses y antes de esa fecha está prohibido cualquier asomo de campaña electoral.
La exfiscal argumentó, mientras estuvo en el cargo, que no descartaba participar en política, o cuando menos que prefería dejar eso al tiempo. Sin embargo, en los meses finales de su mandato era cada vez más obvio que sería cuestión de tiempo, relativamente corto, para que los hechos se encargaran de esclarecer la veracidad de esa percepción, como en efecto ocurrió el pasado fin de semana.
Todos los involucrados en el encuentro que han dado declaraciones insisten en que se trató de un primer acercamiento, explicación difícilmente creíble porque suena a lo que popularmente se conoce como un zafe. También el tiempo seguramente se encargará de dimensionar las percepciones, pero al igual que ha ocurrido en procesos anteriores, empiezan a sentirse fuertes emanaciones de la vieja política. También será cuestión de tiempo para conocer a otros posibles interesados en impulsar la candidatura de la exfuncionaria.
El viejo debate sobre el uso de los cargos vuelve a abrirse una vez más, y aunque al inicio de su mandato esta idea no haya estado en la mente de la exfiscal, el enorme poder que da ese cargo, unido a un generalizado abuso de los puestos, pudo impulsarla a buscar la primera magistratura de la Nación.
El cotarro político se alborota y las redes sociales han empezado con las muestras de simpatía y de descalificaciones, por lo que es posible y seguro prever un recorrido cuesta arriba para quien convirtió el cargo de fiscal general en la mejor plataforma para impulsar su candidatura, y en un país tan dividido por la lucha contra la corrupción, esta candidatura podría ser una de las que más polaricen a los guatemaltecos.