IDEAS

Asustando corruptos

Los terroristas fiscales gustan de utilizar el concepto de “incrementar la percepción de riesgo a los evasores” cuando quieren amedrentar a los tributarios para sacarles más plata. Pues bien, ahora los ciudadanos tenemos la oportunidad de darle la vuelta a la moneda y utilizar el mismo concepto contra quienes se roban los impuestos que pagamos: “incrementar la percepción de riesgo para los corruptos”.

Hasta hace unos meses, éramos muy pocos los que denunciábamos la corrupción y llamábamos a la población a revelarse en contra de los corruptos, por lo menos con una condena moral. A raíz de que el Ministerio Público y la Cicig empezaron a sacar a luz algunos casos de corrupción, un buen grupo de la ciudadanía despertó y se han convertido en férreos enemigos de la corrupción.

Debemos entender que hasta hoy, el principal problema de Guatemala ha sido la corrupción. La corrupción contamina todos los ámbitos, al grado que se llegan a tergiversar las virtudes y mucha gente ve con buenos ojos y hasta admira a quienes son lo suficientemente “sagaces” para aprovecharse de los demás.

Pero eso ha cambiado. El caso de La Línea fue la gota que rebalsó el vaso de la tolerancia de los guatemaltecos. A partir de allí, cada nuevo descubrimiento de corrupción no hace más que inflamar “el patrio ardimiento” de muchos ciudadanos que finalmente se han percatado del grado de inmundicia en que hemos estado viviendo y han decidido hacer algo al respecto.

Clave en esta nueva realidad han sido las redes sociales, que nos permiten enterarnos y comunicarnos de manera muy expedita de todo lo que sucede. Pero las redes no serían nada, si no existiese esa disposición de los guatemaltecos a ya no dejarles pasar nada a los politiqueros corruptos.

Conforme más casos se vayan conociendo, pero especialmente, persiguiendo. Conforme más politiqueros corruptos sean acusados, llevados a juicio y condenados. Conforme más corruptos se vean forzados a devolver lo robado y deban enfrentar no solo la justicia sino el escarnio ante una ciudadanía cada vez más intolerante hacia los corruptos, en esa medida todos contribuimos a que el nivel de percepción de riesgo para los corruptos se incremente.

Los corruptos ansiosos por llegar a cargos públicos en los que anteriormente sabían que robarían a manos llenas y descaradamente, ahora saben que no la tendrán tan fácil. Saben que ahora habrá más personas dispuestas a denunciar sus fechorías. Saben que ahora van a tener cercano el ojo de la ciudadanía y de las instituciones de justicia. En resumen, saben que ahora hay más posibilidades de que los atrapen cometiendo delitos. ¿Acabará eso con la corrupción? No. Pero de seguro la disminuirá. El corrupto lo pensará dos veces antes de arriesgarse él —y probablemente a su familia— a la cárcel y al escarnio público.

Ha llegado la hora de la ciudadanía. Somos nosotros, los mandantes, quienes tenemos el poder. Y que sepan todos los futuros corruptos que muchos ojos los vigilan, y no los dejaremos en paz. ¡Ánimo, guatemaltecos! Esto apenas está empezando.

 Fb/jjliber

ESCRITO POR:

Jorge Jacobs

Empresario. Conductor de programas de opinión en Libertópolis. Analista del servicio Analyze. Fue director ejecutivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).