Cambio EE. UU-Cuba y sus consecuencias

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ESTAMOS  FREN- te a un hecho político muy arraigado en la historia, la cual nos recuerda la diferencia del mundo el 20 de noviembre de 1961, cuando comenzó la tensión entre ambos países. La decisión borra el último resabio de la Guerra Fría en el continente americano, es decir, de un anacronismo. Muestra pragmatismo de ambas partes y en sí mismo es positivo, pero debe tenerse cuidado de no esperar cambios fundamentales, al menos de manera inmediata, en dos temas fundamentales, la permanencia del embargo a la isla, y la actitud del raulcastrismo hacia los valores democráticos como el respeto a la disidencia y a la libertad de expresión, entre otros. En otras palabras, mucho cuidado con la ingenuidad y la simplificación.

LATINOAMÉRICA, SIN duda representada simbólicamente por el papa argentino, tendrá posibilidad de ejercer un papel importante para hacer realidad esa normalización total de relaciones. Me parece útil señalar consecuencias indirectas de lo anunciado el miércoles. Nicolás Maduro, de Venezuela, se queda sin una razón para unir a los venezolanos chavistas, mientras el octogenario Raúl Castro deberá esperar la reacción de reducir la ayuda a la economía cubana por medio del envío de petróleo barato. En Estados Unidos, los republicanos corren el riesgo de ahondar su posición anti-hispana, y a la realidad del mayoritario  apoyo de los jóvenes cubano-americanos a una normalización de las relaciones con la patria de sus padres o sus abuelos.

 EL EMBARGO DE EE. UU. a Cuba fue calificado de fracaso por el  presidente Obama y por el posible precandidato republicano Rand Paul. El mandatario se refirió a la apertura de una embajada en La Habana y el nombramiento de un embajador, pese a tener claro el seguro bloqueo de los republicanos. Si eso ocurre, él queda como quien dio un primer paso pero se queda con las manos atadas, y con ello, el beneficiado es el partido demócrata. En Cuba, el octogenario Raúl Castro necesita entender la verdadera magnitud del imparable cambio ya existente, aunque no suficientemente manifestado a causa del temor a la permanente presión, dentro de las generaciones actuales cubanas, los nietos de la revolución, cuya voz debe ser escuchada.

EL TEMA TRATADO HOY provocará cientos de artículos, análisis, entrevistas, quejas, felicitaciones. Pero también lágrimas, porque mucha gente fue víctima de la lógica de la guerra, de la confrontación. Menciono a todos los balseros ahogados, a los pilotos Hermanos de la Libertad derribados con sus avionetas por aviones de combate castristas, a los militares cubanos cuyas vidas se desperdiciaron en la lejana África, a quienes fueron asesinados por agentes secretos. La lista es tristemente larga. Lo más importante es prepararse para cuando, citando a Gironella, “estalle la paz” a ambos lados del estrecho de la Florida. Un camino de mil millas comienza con un paso, dice el adagio. Ojalá el camino de la normalización solo tenga 90 millas.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.