Catalejo

Agitación total tras solicitud de defenestrar a Porras

El anuncio dominical afianzó las diferencias. Aliados y enemigos políticos están atrincherados
en sus posiciones, para riesgo del país.

Hace solo dos días y medio, Bernardo Arévalo sorprendió a la ciudadanía con su anuncio de la solicitud al Congreso de cambiar la Ley del Ministerio Público para despedir a Consuelo Porras. En ese corto tiempo, el panorama político se ha agitado más y es útil hacer un listado cronológico de las acciones del mandatario y de sus enemigos políticos. Se sospechó de su contenido al anunciarse la cadena nacional y la primera respuesta vino de Méndez Ruiz, sus seguidores y del MP, apresurado en pedir un amparo y denunciar un peligro para la vida de la funcionaria. Pero la solicitud fue dirigida al Congreso, lo cual de hecho indica la imposibilidad de lograr el objetivo buscado, porque pocas horas después su presidente aseguró respetar las peticiones y sobre todo los tiempos y el orden de las acciones ya en una larga lista de espera.


El mandatario lanzó la brasa al Legislativo, donde no tiene fuerza suficiente, pero diputados no afines no declaran porque “desconocen la petición”, es decir un tácito anuncio del empleo interminable de amparos, rupturas de cuórum, intencional pérdida de tiempo para llegar al próximo receso. La CC ayer “ordenó… prestar el auxilio al MP, y garantizar sus fundos”. Se agrega el irrespeto a las 48 horas legales para la presentación de pruebas, lo cual permite predecir meses enteros de trabas de todo tipo para llegar al fin del período de Porras (si no es escogida por tercera vez). Comentaristas y conocedores de temas legales siguieron inamovibles, unos basados en la irretroactividad de la ley y los otros en la inexistencia jurídica de la reforma previa al MP para beneficiar a Thelma Aldana, por lo cual cabe la acción presidencial inmediata.


Las dudas sobre el significado de una palabra las explica el Diccionario de la Lengua Española, órgano oficial de nuestro idioma oficial. No recurrir a esto ya causó un problema serio, cuando el término “optar” (escoger o recibir), como un título universitario, eliminaba la participación de Ríos Montt como candidato. En el caso actual, este libro y la lógica jurídica apoyan el significado. Un presidente, por ser electo, tiene jerarquía superior a la de un funcionario escogido por él. Evidente. No cabe la “güizachada” de condicionar ese despido a una sentencia legal, propuesto por la UNE hace años. Este tema es el centro de la discordia entre seguidores y enemigos de Bernardo Arévalo, y si la ley es la ley, lo será más si no acepta ilegalidades.

No se trata de buscar el éxito del presidente o sus enemigos, sino del país, cada vez en peor situación por la politiquería.


Respecto de Arévalo, fue errada su caminata al Congreso, cuyo presidente se preguntó con sorna “si no tenía otra cosa qué hacer”. Ocurrió algo novedoso: varios políticos retirados, con el válido calificativo griego de gerontes (ancianos, no políticos de 38 años en promedio), presentaron voluntariamente propuestas el viernes. Tienen madurez, no les interesa un puesto, y es fácil para él escucharlos con comodidad por ser el tercer mandatario más adulto llegado al cargo, luego de Maldonado Aguirre y Peralta Azurdia. El principal tema es la posibilidad de un presidente de despedir a un jefe del MP, como dice la Constitución, o lo impide un cambio de hace varios años por el Congreso. Hay apoyo para ambas. Los gerontes, hoy, deben ser más bien consejeros. Aplicadores de la experiencia debida y de vida, y porque cuando se acarician bisnietos ya la astucia y las prioridades personales han cambiado.


Esas horas de vuelo deben buscarse en otros equipos, sobre todo el jurídico. El presidente es sociólogo y por ello su perspectiva es distinta, pero también deben integrarse personas con experiencia derivada de su preparación académica, filosófica, de los variados y difíciles temas étnicos. Finalmente, recordar la crucial importancia de las promesas, de la escogencia de los objetivos, pues es imposible arreglar demasiados debido a la complejidad del país y los efectos de tantas décadas de desmanes, cada vez mayores, en especial de la cooptación a todo nivel de las instituciones del Estado, tan necesitadas de rescate, para lo cual se debe alejar a los expertos en mañas, abusos, corrupción. No se trata de buscar el éxito del presidente o sus enemigos, sino del país, cada vez en peor situación por la politiquería.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.