POR LA LIBERTAD

Ayuda externa

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El anuncio del Gobierno de Estados Unidos sobre el recorte de la ayuda externa que otorga a Guatemala, Honduras y El Salvador ha asustado a muchas personas que consideran imprescindible dicha ayuda. Lo veo positivo. Veamos.

En primer lugar hay que agradecer la ayuda que nos han dado hasta ahora, no al Gobierno, sino al pueblo americano, ya que es dinero de los tributarios, los que han pagado con sus impuestos a su gobierno para que pudiera otorgar la ayuda.

En segundo lugar, las ayudas externas vienen condicionadas. Y estas condiciones terminan moldeando la actitud y sometimiento de nuestros funcionarios. Bien se aplica aquí el dicho: “No recibas dádivas si no quieres comprometer tus acciones”.

En tercer lugar, si no queremos comprometer nuestras acciones ante otros gobiernos, no recibamos ayuda externa. Así, eliminamos ese condicionamiento y dependencia enfermiza que nos hace someternos incluso a exigencias que no convienen o que pueden llegar a ser inconstitucionales o ilegales, aunque no lo parezcan así.

Es verdad que lo que Estados Unidos quiera en este caso sea correcto, que la justicia en nuestro país funcione y que de alguna manera se generen más oportunidades de mejora de nivel de vida aquí para lograr que la migración hacia ese país disminuya. Pero es ingenuo esperar que esto funcione de inmediato y mucho más ingenuo que la ayuda que han otorgado al Gobierno y a las oenegés —organizaciones no gubernamentales— resuelvan esto.

De esta ayuda, que al final vienen siendo aproximadamente $250 millones para Guatemala, o incluso menos, la mitad se va por lo menos en funcionarios, estudios, proyectos, etc…

Un cuarto y último punto es que no es ayuda lo que necesita el país para desarrollarse, sino que arreglemos de una vez por todas nuestro sistema de justicia y seguridad para que se garanticen efectivamente los derechos individuales a la vida, la libertad y la propiedad a modo que podamos atraer inversiones de capital en forma masiva. Estas inversiones serán las que permitirán una mayor producción de riqueza y oportunidades para que los guatemaltecos más pobres tengan oportunidades en el país de mejorar su nivel de vida. Mientras esto no ocurra, seguirán inmigrando hacia donde hay más oportunidades.

' Bien se aplica el dicho: “No reciba dádivas si no quieres comprometer tus acciones”.

Ramón Parellada

Ernesto Sirolli, un italiano que trabajó mucho tiempo llevando ayuda externa a otros países, descubrió que le hacía daño a la gente que quería ayudar porque con la ayuda externa les daba lo que él creía que necesitaba. Esto cambio cuando los escuchó y se dio cuenta de que lo que necesitaban eran consejos que les ayudara con lo que hacían para mejorar sus trabajos, sus ventas, sus proyectos empresariales, que ya habían comenzado en forma muy rudimentaria. Vale la pena ver y escuchar su conferencia: ¿Quiere ayudar a alguien? Cállese y escuche. (http://bit.ly/Zg747z ).

El Instituto Acton ha estudiado el tema de la ayuda externa y ha publicado una serie de videos titulados Poverty Cure https://www.povertycure.org/ En estos documentales se investiga y cuestiona la ayuda externa. Es más, se demuestra como la ayuda externa ha venido a crear más pobreza y dependencia.

No hay evidencia que demuestre que la ayuda externa ha resuelto la pobreza en los países menos desarrollados y sí la hay en cuanto al establecimiento de un verdadero estado de Derecho y la protección incondicional de los derechos individuales a la vida, la libertad y la propiedad. La gente necesita seguridad que sus pertenencias no les serán arrebatadas por otros en forma coercitiva, libertad para emprender y que sus vidas estén protegidas contra aquellos que no la respetan.

ESCRITO POR:

Ramón Parellada

Empresario. Catedrático universitario. Director del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).