IDEAS

¿Cómo logro lo que me propuse para este año?

La semana pasada hablé sobre la importancia de ponerse objetivos y ofrecí que esta semana hablaría de cómo lograrlos. Lo más importante es entender que no existen varitas mágicas para alcanzar los objetivos que uno se propone: todo se resume en trabajo y disciplina, aplicados inteligentemente en la consecución de nuestros objetivos. No hay de otra. Si usted cree que lo logrará a pura “suerte”, le recuerdo la frase de Coleman Cox —atribuida erróneamente a Jefferson—: “Soy un gran creyente en la suerte. Mientras más duro trabajo, más suerte parezco tener”.

' Todo se resume en trabajo y disciplina, aplicados inteligentemente en la consecución de nuestros objetivos.

Jorge Jacobs

Pero no se desanime tan rápido. Hay varias estrategias que le ayudarán a mantenerse en el camino de sus objetivos. Algunos expertos recomiendan que, ya sabiendo a dónde quiere llegar —el objetivo—, visualice en retroceso toda la ruta, desde la meta hasta donde uno está en este momento, identificando todos los pasos que debe dar para llegar, y de allí, pues dé esos pasos. Es una especie de plan a la inversa, que requiere mucha organización, pero a muchas personas les ha funcionado, así que debería usted por lo menos probar alcanzar varios objetivos de esta manera.

La otra gran forma de ejecución que he encontrado es a través de los hábitos. Debemos aquí enfocarnos en hacer todos los días aquellas cosas que nos acercan a nuestros objetivos, y dejar de hacer las que nos alejan de ellos. Ese es el secreto —no es realmente algo oculto, pero pocos lo aplican—.

Muchas de las cosas que hacemos a lo largo del día las hacemos por hábito, por inercia, sin reflexionar mucho al respecto, ya que esa es la forma eficiente de trabajar para el cerebro. Cambiarlo requiere un esfuerzo adicional de nuestra parte. Primero debemos descubrir qué hábitos nos impiden alcanzar nuestros objetivos. Luego, identificar los buenos hábitos que debemos cultivar para lograrlos. Con esta información, la ecuación se vuelve sencilla: solo debe sustituir los malos hábitos con los buenos.

Estoy claro en que esto es más fácil decirlo que hacerlo, pero ese es el camino. Lo bueno es que el esfuerzo no es de toda la vida —aunque considero que se necesitan más de los famosos veintiún días que algunos dicen—. Una vez logre afianzar los nuevos hábitos, de allí en adelante la inercia —representando la eficiencia de nuestro cerebro— se encargará de acercarlo cada día más a sus objetivos.

Una buena manera de iniciar a cambiar los hábitos es a través de lo que se conoce como “minihábitos”, que básicamente significa que, en lugar de tratar de establecer “grandes” hábitos en su vida, lo que debe hacer es cambiar poco a poco, a través de cambios casi imperceptibles. Si quiere más información sobre el establecimiento de hábitos, le recomiendo un par de libros: MiniHabits, de Stephen Guise, y Atomic Habits, de James Clear.

Por último, hay que aprovechar todas las ventajas que ahora nos proporciona la tecnología. Hay aplicaciones que le ayudarán a alcanzar sus objetivos, otras que le ayudarán a implantar nuevos hábitos, otras para mantenerle presente las cosas que debe hacer, otras para llevar control de todo lo relacionado con su salud, su alimentación y actividades físicas. Incluso hay aplicaciones que le guiarán en rutinas de ejercicios con las que, en pocos minutos al día, podrá obtener grandes resultados —le recomiendo un par: 7 Minute Workout y Tabata—. Por último, también existen cada vez más aplicaciones que le permiten, de manera económica, realizar tareas repetitivas que le quitan el tiempo y lo desenfocan de sus objetivos. En resumen, no hay excusas, y cada vez es más fácil lograr lo que nos proponemos.

ESCRITO POR:

Jorge Jacobs

Empresario. Conductor de programas de opinión en Libertópolis. Analista del servicio Analyze. Fue director ejecutivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).

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