IDEAS

De regreso al populismo de los subsidios

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Esta semana el Ejecutivo y el Legislativo se confabularon para aprobar un subsidio populista al gas propano, argumentando que de esa manera “apoyan” a los más pobres ante la escalada de precios del petróleo y sus derivados. Pero esto no es más que una medida populista y poco efectiva, que todos terminaremos pagando caro. Considero este, un nuevo y grave error del gobierno, luego de las decisiones políticas que se tomaron con la excusa del covid-19.

' No es correcto utilizar los recursos de unos -los tributarios- para subsidiar el consumo de otros -los consumidores de gas-.

Jorge Jacobs

Para principiar, no es correcto utilizar los recursos de unos -los tributarios- para subsidiar el consumo de otros -los consumidores de gas-. Eso no solo es un desvío antieconómico de los recursos, sino también es inmoral. Si no considero legítimo que el gobierno le quite su dinero a la mayoría, con el supuesto fin de brindar servicios sociales a la población, mucho menos puedo considerar que sea legítimo que lo haga para subsidiar el consumo de algunos.

Pero, adicionalmente, al interferir con las señales del sistema de precios -en este caso poniéndole un precio menor al gas propano del que tendría sin el subsidio- se altera la respuesta de los consumidores, reduciendo su incentivo a utilizar menos del producto, que es lo que normalmente pasaría si el gobierno no interviene en los precios.

El sistema de precios, cuando no es manipulado por el gobierno, es la herramienta más eficaz descubierta en toda la historia de la humanidad para asignar los recursos escasos en aquella función en la que se hará el uso más eficiente de ellos. Cuando el gobierno lo manipula, se pierden esas señales y los recursos se paran utilizando en labores menos valiosas y oportunas.

En el caso específico de este subsidio, los tamaños de cilindros incluidos representan el 91 por ciento del mercado de gas propano comercializado en cilindros, el que, a su vez, representa el 63 por ciento de todo el gas propano comercializado en Guatemala, es decir, que los tributarios subsidiaremos el 57.33 por ciento del consumo local de gas propano.

Pero lo más populista de todo es que, a pesar de que a los tributarios nos costará, por lo menos, Q150 millones, el “beneficio” estará tan disperso entre la mayoría de los usuarios de gas propano, que difícilmente hará alguna diferencia en su situación económica. Sin embargo, los políticos lo utilizarán para saludar con sombrero ajeno de aquí hasta las elecciones. ¿Por qué sí no, cree que tantos diputados estuvieron a favor de aprobarlo de “urgencia nacional”?

Si realmente les importara el bienestar de ciudadanía -y la ley- lo que deberían proponer es eliminar el inconstitucional “impuesto a la distribución de petróleo crudo y combustibles derivados del petróleo”, con lo cual se lograría una reducción considerable en el precio de los combustibles, lo que sí podría tener un impacto en la mayoría, no solo de manera directa -¿Cuánta gente que consume gas propano no tiene también una moto en la que va todos los días a su trabajo?- sino también a través de toda la cadena de distribución y comercialización de los productos que compra todos los días y del pasaje que debe pagar para llegar a su trabajo.

Pero eso nunca lo van a proponer, porque le pueden tirar migajas populistas a la población, pero de ninguna manera permitirían que esa misma población se beneficie quedándose con miles de millones de quetzales que ahora les quitan a través de un impuesto inconstitucional. El ministro de Finanzas, por ejemplo, argumenta que, como han tenido “bonanza” -es decir, le han podido quitar más impuestos a los tributarios de lo que esperaban- los Q150 millones que según ellos costará el subsidio no será mayor carga y que simplemente están “trasladando este buen desempeño a las clases más necesitadas del país”, en lo que representa uno de los mejores ejemplos de descaro al “saludar con sombrero ajeno”.

ESCRITO POR:

Jorge Jacobs

Empresario. Conductor de programas de opinión en Libertópolis. Analista del servicio Analyze. Fue director ejecutivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).

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