Catalejo

Debe devolverse dinero originado en corrupción

Quien conserva y goza de millones de quetzales engendrados en la corrupción, no tiene motivo real de preocupaciones.

La corrupción es cuya presencia permanente llega hasta el inicio de los tiempos y se le considera factor inherente al ser humano, por lo cual es imposible detenerla y eliminarla. En los últimos dos siglos, aproximadamente, se fue eliminando la idea del reinado vitalicio y absoluto, así como el aumento de la divulgación de las acciones malas, ahora eliminadas o disminuidas como consecuencia de ser el Estado algo equivalente a la persona del soberano. Hoy en día, los reyes reinan pero no gobiernan en los países occidentales, sobre todo por existir elecciones directas o indirectas, en los sistemas presidencialistas y parlamentarios. En todas las campañas electorales el tema de combatir y eliminar la corrupción ocupa una primera línea, pero se mantiene.

Quien conserva y goza de millones de quetzales engendrados en la corrupción, no tiene motivo real de preocupaciones.

En las democracias republicanas, la corrupción es también uno de los peores males. Provoca especial rabia entre los ciudadanos cuando observan el súbito ascenso económico y los cambios muchas veces inmediatos de lugar de residencia, nivel de vida, clase de viajes y otros lujos. En países como Guatemala se ha afianzado a un extremo increíble y, lejos de criticarla, se le halaga como una listura de los corruptos, y se considera estupidez no caer en el latrocinio y la corrupción, aunque sus efectos son muestra de infamia. Se agrega el descaro criterio de una sociedad cómplice aunque no robe o se corrompa, pero sí con toda cortesía recibe en su casa, saluda e invita a los corruptos.

Otro factor causante de rechazo en algunos y de desinterés en otros, es la ausencia de castigos, ni aun cuando son capturados y juzgados, pero logran salir de la cárcel precisamente por la corrupción de demasiados funcionarios jurídicos de todo nivel. Si los de arriba son corruptos, roban y son irresponsables, los agentes policiales, los maestros, los burócratas, de menor escala, no tienen motivo para negarse a pedir mordidas o a vender títulos (caso similar al de algunas universidades, tanto la estatal como las privadas) y con ello se cierra el círculo del atraso, de la irresponsabilidad. El derrumbe del paso de Chimaltenango y la ruptura de las columnas del puente del periférico prueban la irresponsabilidad criminal de los constructores y las autoridades.

En las últimas semanas se han realizado acciones jurídicas, inútiles porque los robos de fondos del Estado han sido multimillonarios. Los hechores salen libres porque no se aceptan las pruebas por jueces irresponsables, pero sí se quedan con los fondos y manteniendo su nuevo estándar de vida. El criterio más elemental debe ser el de encontrar maneras legales para considerar una prueba de corrupción el simple hecho de haber pasado a mejor vida, eso sí, fuera del cementerio. Se puede aplicar también aquello de “¿de dónde salieron las telas, si no hay arañas?”.  El descaro es galopante. Los diputados Allan Rodríguez y Shirley Rivera dieron una cátedra de cinismo cuando explicaron como un lugar de meditación, la bodega de Baco y de Venus situada tras el despacho del primero. El dinero del erario pertenece a la ciudadanía. Punto. Las comilonas para los diputados, cuya eliminación causó la filmada ira de Álvaro Arzú Escobar, los contratos sin justificación para familiares de los funcionarios, incluyendo padre y madre, no tiene nombre. Debe haber cambios en las leyes para obligar a los funcionarios a devolver dineros extrañamente llegados a sus bolsillos, para no aceptar empresas de muy corta edad y casi de cartón con mínimo capital social a las cuales se les otorgan contratos de muchos millones de dólares. Si no se hace, es el Estado el nido principal de la corrupción, la cual nunca podrá ser combatida ni tendrá la más mínima efectividad.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.