POR LA LIBERTAD
Deuda empobrecedora
¿Sabía usted que el Gobierno acaba de anunciar la emisión de bonos en el mercado internacional por un total de US$1.2 mil millones? Esto es un incremento del 41% sobre la deuda internacional actual. Y no veo muchas noticias sobre esto. No veo a nadie reclamando, quejándose por endeudarnos más de lo que ya estábamos.
Pues yo sí me quejo. Y me he quejado hace tiempo. La deuda de Guatemala es enorme en comparación con los ingresos fiscales. De acuerdo al estudio de Market Trends (https://trends.ufm.edu/) titulado La verdadera deuda pública de Guatemala, por parte del profesor Daniel Fernández, los datos oficiales de deuda pública representan el 25% del PIB, pero representa el 228% de los ingresos fiscales.
Pero la deuda oficial no reconoce la deuda que se tiene con el Banco de Guatemala ni con el IGSS. La que se tienen con el IGSS es de Q39,232,9 millones y Q27.044,0 millones con el Banco de Guatemala. Si esto se suma a la deuda que maneja oficialmente el Gobierno, resulta que el endeudamiento verdadero del Gobierno asciende casi al 38% del PIB y al 340% de los ingresos fiscales. Todo esto sin tomar en cuenta la nueva emisión de deuda que ahora nos sorprende por parte del gobierno de Guatemala.
Siempre he pensado que el Gobierno no debe endeudarse. El gasto del Gobierno debe cubrirlo con ingresos fiscales. Y el gasto debe ser bajo para que los impuestos sean bajos también. La deuda significa una carga para nuestro futuro, para nosotros mismos, nuestros hijos, nietos, bisnietos, y será la de nunca acabar. La tendencia del Gobierno es a gastar y gastar siempre más. Encima de todo es un despilfarro. Lo que el Gobierno hace lo hace mal, ineficientemente, de mala calidad, muchas veces innecesario y, en nuestro caso, con mucha corrupción. Pero todo ese dinero despilfarrado lo tendremos que pagar vía impuestos. Ya lo estamos pagando. En el presupuesto anual se dedica un 15% a pagar deuda y servicio de la deuda. De ahora en adelante esto aumentará.
' El endeudamiento verdadero del Gobierno asciende casi al 38% del PIB y al 340% de los ingresos fiscales.
Ramón Parellada
Si analizamos la deuda actual de Guatemala encontraremos que el país se endeuda para pagar deuda. Es terrible, aunque esté prohibido, pero hay lagunas en la legislación que permiten estas barbaridades. La pregunta clave es: ¿Por qué los guatemaltecos no nos quejamos? ¿Por qué la gente, entre ellos los expertos, se complacen al repetir como loros que nuestra deuda es baja en comparación al PIB y a otros países?
La deuda en lo personal es buena cuando se usa para inversiones productivas que por sí mismas paguen los intereses y la deuda. O bien cuando uno quiere adquirir una casa y compromete parte de sus ingresos sabiendo que puede contar con el resto para las demás cosas fundamentales del hogar. Las familias que se endeudan son muy cuidadosas porque saben que si no cumplen con sus pagos de intereses y de capital cuando correspondan deberán responder con sus pertenencias y las podrían perder. No pasa lo mismo con nuestros gobernantes. Al verse apretado el Gobierno por el tamaño del servicio de la deuda prefiere emitir más deuda o subir los impuestos. Eso no se vale, pero así es. Todo en justificación del bien público, pero afectando los intereses individuales de todos los ciudadanos.
La alternativa a la deuda es una mayor participación de las personas en lo privado, construyendo infraestructura y manejándola, administrando justicia en todos los campos posibles. Todo esto reduce el tamaño del Gobierno, quien debería administrar las pocas funciones a las que se debe, como seguridad y justicia, en forma austera.
Ahora que tenemos elecciones veamos qué candidatos hablan de reducción del gasto y austeridad.