Catalejo

Documento indígena necesita explicaciones

Términos como territorio, y ancestral, tienen significados específicos y deben ser conocidos para evitar confrontaciones.

El miércoles pasado recibí copia de una declaración de la Asamblea de Autoridades Indígenas Bokol, Qesal, Tenam Naa B A(*) de la región ixil de Nebaj, Quiché, con las firmas de 69 grupos y 30 huellas digitales. Entre los doce testigos de honor están Pablo González, Subsecretario de Diálogo de la Secretaría Privada de la Presidencia; Sonia Gutiérrez Raguay, directiva del Congreso, y los alcaldes indígenas de Sololá; Alejandro Martínez Peralta, jefe de la sección consular de México, y Diego Paz Bustamante, quien es identificando como “embajador de los Estados Americanos en Guatemala”. Algunas de las frases del documento necesitan ser explicadas y es una obligada e inmediata tarea para esa poco conocida entidad étnica.  (*nombres españolizados).

Para lograr este documento se necesita de la participación de la mayor cantidad de sectores, con criterios distintos.

Dicha asamblea pide con firmeza al Estado articular los pueblos para defender sus derechos como tales y como ciudadanos; reconocer y respetar el derecho a la propiedad privada comunal sobre la tierra y los bienes y recursos que produce erradicar racismo, discriminación y los discursos de odio y criminalización contra los pueblos indígenas y sus autoridades; cumplir las sentencias internacionales sobre  Derechos Humanos, tierras comunales, territorios, bienes y saberes de los pueblos indígenas; consultar, discutir y respetar la propiedad intelectual colectiva y  los derechos ya mencionados. Obviamente, estos incluyen los de tierras  e industrias propias, a veces desde generaciones, de personas tanto indígenas de los diversos grupos mayas, como de ladinos y extranjeros.

Según el censo de 2018, del total de la población guatemalteca, el 70% habla español como lengua materna. De las indígenas, quekchí, 8.2%, 1.3 millones de hablantes; quiché, 8%, 1.1m; mam 4.45%, 591m; kakchiquel, 3%, 411m; Kanjobal, 1.23%, 166m; Pokomchí, 0.98%, ixil, 0.85% 114m; achí, 0.5%, 124m; para un total de 97%. Las 19 demás suman el resto. No están representados los kekchís, y es notoria la redacción técnica y la insistencia en los términos territorios históricos, tierras, ancestrales, propiedad privada comunal, consulta previa sobre territorios, bienes y saberes comunales. Este glosario es fundamental, porque los significados variados y a veces contradictorios pueden convertirse en fuentes de discusión, confrontación y también sangre. Sería conveniente saber si todas las etnias están de acuerdo con estos términos.

Constituye un territorio toda “porción de tierra perteneciente a una nación” o sea un “conjunto de personas de un mismo origen y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común”. (*) Por tanto, no coincide con la división departamental. Los kekchís abarcan partes de Alta y Baja Verapaz, Izabal y Belice; los mames, San Marcos y Huehuetenango; los cakchiqueles y tzutuhiles, Sololá. No indican qué sucederá con las propiedades legales de tierras en esos territorios, y ello es motivo de riesgo porque los indígenas tendrían derecho a los productos de éstas (fincas, fábricas). En la capital, sede de Kaminal Juyú, el territorio está ocupado por colonias y edificios. (* Diccionario de la Lengua Española) También impresiona la presencia de la diputada Gutiérrez Raguay y  del subsecretario de diálogo de la presidencia, quienes no pueden abstraerse de su calidad pero sobre todo del silencio oficial —de nuevo— acerca de temas de interés nacional. El informe simplemente recorrió redes sociales y causa sorpresa porque esta falta de información se une a una similar hace algunos días.  Este tipo de temas necesitan de la participación de abogados, sociólogos, autoridades tanto gubernativas como nativas, precisamente para evitar conflictos entre ambas y respecto a la propiedad de la tierra, la validez de los títulos, muchos de ellos de más de un siglo y medio. Sobre todo, actuar con serenidad, sin activismo ni intransigencia, escuchando cómo otros países han resuelto situaciones parecidas.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.