CATALEJO

Educación, ambiente, la juventud y la mujer

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El padre venezolano Arturo Sosa, superior general de los jesuitas desde 2016, hace cuatro días durante una reunión mundial de exalumnos de la Compañía de Jesús hizo un llamado sólido y valioso. Es muy severo autocrítico al asegurar una falta de lograr educación para la justicia, pero así puede opinar con mejor base en señalar los rumbos de toda educación, además de la ignaciana. Gente de cualquier fe tiene gracias a ella elementos sólidos de consideración para enfrentar y mejorar la vida en las condiciones actuales, afectada por la tecnología, la secularización y política exageradas. Las citas en el documento, de 16 páginas, incluyen a Ignacio de Loyola, Pedro Arrupe, Peter Kolvenbach y Francisco, en los temas de educación, ecología, el papel de la juventud y de la mujer.

A su criterio, en los colegios jesuitas también se educan personas con otras experiencias religiosas o convicciones del mundo”… con “deseo de contribuir a una sociedad mejor, más justa y fraterna”. La educación debe lograr que los estudiantes “adquieran un sentido crítico de la realidad, conozcan las raíces profundas y estructurales de los problemas sociales y políticos y puedan pensar, afrontar las diferencias. Debemos aprender a hacerlo, reconocer dones y problemas, resolver conflictos a través de diálogo, justicia y reconciliación”. “La vida del ser humano individualista, idealizada en nuestras culturas actuales, carece del color y profundidad de la vida-con-otros, en comunidad”. Son criterios ético-pedagógicos, en un mundo donde la falta de ética muestra sus resultados.

Señala: “La humanidad debe estar reconciliada entre sí, con el medio ambiente y Dios”. La Tierra soporta el peso del daño que le hemos causado los seres humanos. Nuestra esperanza está bajo amenaza y ha sido ocupada por el miedo y la rabia. Nuestros desafíos como humanidad de hoy son las migraciones, crisis ecológica, desafío de la tecnología, el papel de la mujer. El covid ha exacerbado las heridas del planeta y la humanidad, y a pesar de los avances tecnocovídicos hay una humanidad agotada, sin horizonte, sin verdadera esperanza y alegría. Se debe entender como una sola y compleja crisis socioambiental. La Madre Tierra nos clama por el abuso de los bienes que Dios puso en ella. Y luego, Sosa adopta posiciones más firmes y controversiales.

' Adjunto en un resumen ideas razonables para explicar el papel actual de la educación, la ecología y —obviamente— la política.

Mario Antonio Sandoval

Dice, en resumen: hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores (de la Tierra) autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano también se manifiesta en la enfermedad que vemos en el agua, el aire y los seres vivientes, el esfuerzo supera lo individual: cuidar al mundo es cuidarnos a nosotros mismos. Implica en lo internacional aceptar el destino común compartido por todos y crear un mundo verdaderamente esperanzador en el cual sea más importante el ser que el tener. Como nadie sobra ni es prescindible, abrirnos a una amplia colaboración con los otros, a compartir qué somos y tenemos, a aprender de otros. Ya no se puede más tiempo esta llamada tan clara e insistente. No se logrará sin incorporar a la juventud y a la mujer.

Tampoco sin la educación y profundidad humana y espiritual de miles de mujeres comprometidas; caminar todos juntos en una misión de reconciliación y justicia y superar la tentación inicial de hacer sin antes verdaderamente ser. La educación para una ciudadanía global al cuidado del medio ambiente, para crear ambientes sanos y protegidos, comunidades globales, un nuevo pacto educativo al cual también se ha unido la Unesco, con un nuevo contrato social para la educación luego de un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta, el desafío ambiental y sus raíces humanas, porque nos interesa a todos. Se debe lograr la conciencia del bien común de pertenencia mutua y de un futuro compartido por todos.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.